Quién puede decirse oriundo de este mágico pueblo y no haber sentido el sabor de las garnachas que prepara Doña Reina, no es originario de esta, la tierra de Olinteutli y cuna del celoso guardian que recibe todas las mañanas al sol.

40 años lleva preparando en las noches sus deliciosos antojitos, 10 en el portal conocido como el de «abajo» y 30 en el mercado, Doña Reina es conocida por su buen sentido del humor, pero también por los productos que prepara, tales como garnachas, enfrijoladas, patas de puerco y pollo en vinagre, tostadas, tacos dorados y de huevo, chiles cera rellenos de queso o cuaresmeños rellenos de picadillo, ambos bien capeados y como debe ser, con dos tortillas calentadas en las brasas del anafre y para beber un cafecito de olla o atole de arroz con leche.

Muchos son los cambios de los que ha sido testigo, desde que el espacio que hoy ocupa en mercado era un terreno que se ocupaba para echar la cascarita o para albergar algunos bailes populares, siempre dispuesta a atender al comensal con una sonrisa y un ameno saludo de «buenas noches joven» seguido de un «¿qué le vamos a dar?».

Déjenme comentarles que el estómago y gusto de este, su seguro servidor, está conectado desde antes de mi alumbramiento al comal, anafre y sazón de Doña Reina, mi madre y ella eran amigas y todas las noches pasaba a cenar o tomar café y echar la chorcha, como ahora lo hago yo, de vez en vez acudo a saludarla, echar la chocha y saborear uno de los platillos típicos más tradicionales de Tlatlauquitepec, muchas personas se dedican a brindar el mismo servicio, todos tendrán su lugar preferido y es absolutamente respetable, sin lugar a ninguna duda, para garnachas, enfrijoladas, tlayoyos y chiles rellenos Tlatlauquitepec se pinta solo. Así que, mi estimado lector, visite a Doña Rei como le decimos por afecto aquí en el pueblo o su puesto favorito y saboree ese sazón provinciano que aquí en el pueblo mágico se encuentra y se encuentra bien.