Ninguno duda la verdad que enseña aquel pasaje de la lapidación de María Magdalena, que de acuerdo con las leyes y costumbres de su época, merecería la muerte a pedradas por la actividad a la que se dedicaba, lo que no pasó, por aquella sentencia fulminante que invitó: quien esté libre de pecado, arroje la primera piedra.

En esa forma de pensar, habría que construir la sociedad entera. La tolerancia y el respeto, siempre serán fuentes confiables para la concordia.

Los políticos y sus partidos, deberían recordarlo siempre, en especial cuando están en campaña electoral.

La corrupción, por supuesto es uno de las males mayores de este país, pero es, al mismo, tiempo, la herencia mayor de los políticos y sus partidos y por lo tanto, debería ser su principal quehacer, resolverla, si, como dicen ellos, es hora de erradicarla, extirparla.

Pero quién estaría libre de culpa para arrojar la primera piedra para hacerlo…quien…

Esta campaña, tendría que hacerse sobre la consigna de eliminar la corrupción y sus hermanos gemelos: la impunidad y el cinismo. La intención nunca será mala, la necesidad es real, tan real, que a todos los políticos y sus partidos, también ya les estorba. Tanto lodo, les impide moverse.

Y tantos enlodados, hacen difícil, casi imposible, lograrlo.

Una estrategia electoral, inteligente y sobre todo de sentido común, intentaría evadir el tema de la corrupción, la impunidad y el cinismo, como eje central de su tarea de convencimiento y logro de votos. Le iría mejor si demuestra tener estrategias que permitan vivir mejor a todos, en lugar de justificar sus errores.

Es indispensable eliminar la corrupción, la impunidad y el cinismo. Eso es cierto, pero no se hará sobre la base ni de aumentar castigos, que siempre los ha habido, ni de premiar los mejores discursos, ni las mejores intenciones, si por ello fuera, no habría ya corrupción.

La persona podría ser la clave. Vaya que descubrimiento!. Pero, permítame, lo digo, en el sentido de la evidencia. Quien nunca ha sido ave de tempestades negras, no lo será, aunque la escritura, sabiduría popular milenaria, también nos limita: en el arca abierta… hasta el más justo peca…

Sobre esta posibilidad habría que decidir por quien votar.

Primero, diferenciar claramente, quienes quieren eliminar la corrupción, de quienes solo quieren utilizarla para engañar a los electores, para seguirla manteniendo como negocio. Desde aquí sobrarían candidatos.

La corrupción, la impunidad y el cinismo de las autoridades y los representantes populares, no todos, es una excelente oportunidad de ocultar intenciones perversas. Hay, ya ahora, quienes han ganado la elección solo ofreciendo a los electores, las cabezas, las malas cabezas de los gobernantes corruptos, pero, olvidan gobernar no fueron elegidos para cazadores de prófugos, los electores quieren soluciones para salir de la pobreza y la miseria, formas superiores de todo tipo de corrupción.

Quienes ganan una elección solo para eso, son perversos y también corruptos.

Corrupción también es engañar.

Corrupción también es gobernar, a gusto solo del gobernante.

Corrupción también es ignorar al ciudadano, despreciarlo y abusar de sus condiciones.

Corrupción es no atacar los problemas reales que impiden a los demás trabajar para vivir

Corrupción es comprar votos, con dinero o con regalos, o con promesas que no se cumplirán..

Y lo peor es que los electores lo saben, saben que es un juego, en el que no todos ganamos..

“Prometer y prometer, hasta meter y una vez metido, olvidar lo prometido…” sabiduría de la gente, para definir a los políticos y sus partidos.

Urge a los electores acabar con la corrupción, si, pero saben que eliminar a los corruptos, es imposible, porque los políticos de carrera contienen en sí mismos, el virus de la corrupción. El sistema en que se crían lo tiene y lo contamina.

El candidato que nos asegure, pueda construir márgenes más amplios, solo para que cada quien haga su lucha, sin que nadie se lo impida, empezando por el propio gobierno, sería más útil.

El candidato que logre distraernos de la corrupción, que no por ser mal de muchos es consuelo de tontos y nos lleve a caminos de nuevas oportunidades, únicamente para que todos, sólitos, podamos intentar hacer y tener lo que necesitamos, tendrá estoy seguro, más votos y ganaría la elección.

Pero es más fácil para los políticos subirse al carro de la corrupción, que es un buen negocio y una excelente oportunidad para seguir gobernando, porque es más conveniente para ellos, mantener enojada, una sociedad que ha entendido su enojo, como síntoma de impotencia y por eso, en su inteligencia propia, la ha alojado en la prudencia y en la tolerancia de una realidad que así es, y que le sugiere que corrupción siempre la habrá, porque es el espacio propio para los políticos y sus partidos y que por lo mismo, es mejor luchar separados, solos por que no es útil gastar energías en terquedades que solo nos distraen y agrandan nuestros problemas.

Quien nos prometa acabar con la corrupción, nos esta engañando y el engaño, ya lo dije, también es corrupción.