Los últimos días de febrero y todo marzo abren un periodo reconocido por la ley como “intercampaña”, donde en teoría, ningún precandidato que no hizo precampaña, podría hacer alguna labor de proselitismo.

En la vida real, los mexicanos ya sabemos que la ley se hizo para no cumplirse. Todos andan en algún tipo de labor de proselitismo, si bien hacia el interior de sus coaliciones, si bien en acciones disimuladas y todos en los medios.

La intercompañía debería servir para que los partidos realicen sus procesos internos y las coaliciones sus acuerdos de coalición.

En las reflexiones de estos días, existen tres temas, que me parecen importantes, discutir y consensar:

Coaliciones.

La primera tiene que ver con la incapacidad de todos los partidos para operar y ganar. Ningún partido político, en México, gana algo, solo. Las coaliciones por tanto intentan ser una solución, pero de muy corto plazo, no más allá de los 3 o 6 años que duraran en su puesto, los representantes y las autoridades que se elijan el primer domingo de julio próximo.

Gobiernos de Coalición.

Y como los partidos compiten en coaliciones, en caso de ganar, necesariamente operarán un gobierno de coalición. Esto confirma que en nuestro país, se terminó la era del gobierno construido por un solo partido. No habrá marcha atrás.

Diferenciación mínima.

Desde hace 18 años, las elecciones han registrado un fenómeno derivado del 3, un número símbolo en el mundo de las instituciones, discretas o no. Los últimos resultados electorales, muestran que la competencia se realiza siempre en tres fuerzas dominantes.

Las de ahora, se construyen en base a 3 coaliciones electorales, cada una integrada por 3 partidos políticos: PRI-VERDE-PANAL; PAN-PRD-MOVIMIENTO; MORENA, PT, PES.

Por lo tanto no debe sorprendernos que el gobierno que resulte, sea de coalición de 3 partidos.

Dividir en tercios, el ejercicio del poder, supone que quien gane, lo hará por algo más del 30% de los votos emitidos.

Las encuestas, hasta ahora, siguen ese curso, con una diferenciación real, medida en la intención de votos, dividida en tercios, muy cercanos. Una medición, realizada a partir de integrar a todas las encuestas en una sola, señalan diferencias, entre 3 a 9 puntos porcentuales de diferencia entre las tres coaliciones partiicpantes.

Una diferencia de 3 puntos porcentuales, se le llama, Empate y supone que cualquiera de las coaliciones que estén en ese supuesto, podrá ganar.

Si la diferencia es de 3 a 9 puntos porcentuales, significa que cualquiera podrá alcanzar al líder de preferencias en algún momento electoral.

Eso debe decirnos a los electores, que al día de hoy, ninguna de las 3 coaliciones que compiten, tiene ganada la elección.

La coalición de MORENA, tiene en promedio 6 puntos porcentuales por encima de las posibilidades de la coalición del PAN Y 9 arriba de la coalición del PRI:

EL periodo de intercampaña, también servirá para reposicionar a todas las coaliciones, pero las condena a no obtener una mayoría abrumadora.

Quien gané, ganara por poco margen. Así que ninguna coalición puede sentirse, al menos por ahora, triunfadora y menos por este periodo de intercampaña, que fue diseñado, por los expertos del gobierno, para, cambiar la inercia de posicionamiento de las coaliciones.

Todos enfrentarán, en este “enfriamiento electoral” un cambio de dirección, velocidad y diferenciación, que perjudicará en alguna manera a las tres coaliciones, pero en mayor medida a la de MORENA y a la del PAN. En este re acomodamiento de preferencias, pudiera estar el puntaje que permita a la coalición del PRI, primero reactivarse y segundo aspirar el triunfo electoral.