El alcalde de Puebla, Pepe Chedraui, anunció que el 30 por ciento del presupuesto de la ciudad se destinará a seguridad. Es una cifra enorme si consideramos que representa casi un tercio de todos los recursos del municipio. Se habla de nuevas patrullas, más cámaras de vigilancia, bodycams para policías y software de monitoreo. Todo suena bien… en el papel.

Pero lo que muchos capitalinos se preguntan es: ¿y entonces por qué seguimos viviendo con miedo?

Las noticias sobre robos, asaltos y violencia se han vuelto parte de la rutina. Hay zonas donde ya nadie se siente tranquilo ni de día, y mucho menos de noche. ¿De qué sirve tanto presupuesto si la percepción de inseguridad no cambia?

Las patrullas están, pero muchas veces no llegan. Hay cámaras, pero no evitan los delitos. ¿El problema es operativo, estructural o simplemente estamos tapando el sol con un dedo?

Puebla no puede seguir acostumbrándose a vivir con miedo. Si se va a destinar tanto dinero a la seguridad, los resultados deben sentirse en la calle, no solo en los informes.

La seguridad no solo se mide en números o en discursos. Se mide en la confianza de la gente al salir a trabajar, al llevar a sus hijos a la escuela, al caminar por su colonia sin sentir que algo puede pasar en cualquier momento.

Ojalá ese 30 por ciento realmente haga la diferencia. Porque hoy por hoy, muchos en Puebla seguimos preguntándonos: ¿dónde está la seguridad que nos están prometiendo?