Ubicado en el corazón del Pueblo Mágico de Tlatlauquitepec, el Ex Convento Franciscano es una de las construcciones de la época de la conquista que sigue en pie en todo el continente. Su origen se remonta a 1531, cuando los frailes franciscanos llegaron a estas tierras como parte del proceso de evangelización en la Nueva España.
Considerado como uno de los primeros conventos de paso del continente, su construcción fue dirigida por los propios frailes, con la participación activa de los pueblos originarios de la región, especialmente los totonacas. Esta colaboración dejó huella en su arquitectura, donde conviven la sobriedad del estilo europeo con elementos locales que aún pueden percibirse en detalles decorativos y estructurales.
El conjunto conventual incluía el templo principal, el claustro, la huerta y diversas áreas destinadas a la vida cotidiana y espiritual de la comunidad franciscana: dormitorios, cocina, refectorio, sacristía y espacios de enseñanza. El templo, dedicado a Santa María de la Asunción, conserva una fachada sencilla que refleja la estética franciscana del siglo XVI. En su interior, aún se pueden admirar retablos barrocos y fragmentos de pinturas murales coloniales.
Durante siglos, este espacio fue un punto de encuentro entre las tradiciones indígenas y el cristianismo. Más allá de su función religiosa, cumplió un papel esencial en la educación, la organización social y la transmisión de valores en la región.
A lo largo de su historia, el convento ha atravesado múltiples transformaciones: desde la secularización del siglo XIX, que llevó al cierre de muchos recintos religiosos, hasta su restauración como espacio cultural y turístico. Hoy en día, el ex convento es símbolo de orgullo local y testimonio de un proceso histórico que dio forma a la identidad del México mestizo.
Actualmente, es sede de actividades culturales, exposiciones, visitas guiadas y celebraciones religiosas. Su presencia imponente, rodeada por la neblina y los paisajes serranos, continúa siendo un faro de historia, belleza y memoria viva en el corazón de Tlatlauquitepec.




