Rodrigo Borgia, conocido como Papa Alejandro VI (1492-1503), es uno de los papas más controversiales de la historia. Su papado estuvo marcado por una serie de escándalos de corrupción, nepotismo y abuso de poder. Utilizó su posición para enriquecer a su familia, favoreciendo a sus hijos, especialmente a César Borgia, quien intentó crear un principado personal en Italia.

Alejandro VI fue ampliamente criticado por su vida personal llena de relaciones extramaritales y su abierta promoción de los intereses de su familia dentro de la Iglesia. La venta de cargos eclesiásticos y la manipulación política fueron prácticas comunes durante su papado, lo que afectó gravemente la moral de la Iglesia.

Su legado es considerado negativo, ya que su papado contribuyó al creciente descontento con la Iglesia, lo que, junto con otros factores, desembocó en la Reforma Protestante. Alejandro VI es recordado principalmente por su corrupción y sus escándalos familiares, dejando una huella oscura en la historia de la Iglesia Católica.