Hay hechos que reflejan que somos un país más centralista que federalista.

Desde que hay hombre, hay gobierno. No puede existir uno sin el otro; por ende, no se debe hablar de gobierno sin hablar del hombre. El ser humano desde épocas primitivas ha buscado la forma de organizarse en grupo.

En aquellos primeros grupos, los más fuertes eran quienes ostentaban el papel de líder, pues eran las personas que tenían la capacidad de conseguir los recursos prioritarios para la supervivencia. Después descubrieron el fuego y a la par instrumentos de mecánica simple, a partir de ahí, su organización fue distinta.

El mundo cambió, las nuevas necesidades que surgieron obligaron a las personas a sentarse en grupo para encontrar nuevas ideas que pudieran beneficiar a todos y todas, y es así, como de manera espontánea nace la política, como un intercambio de puntos de vista para llegar al bien común y proteger a la comunidad de manera unida.

Comenzaron a crecer las primeras civilizaciones, imperios y distintas formas de gobierno, hubo conquistas, guerras, independencias, el reconocimiento de los estados soberanos y después de la Segunda Guerra Mundial, la creación de organismos internacionales con el objetivo de velar por la paz del mundo.

Una de las formas de gobierno mayoritariamente adoptada por los estados fue el federalismo, compleja y tensa desde sus inicios; aplica de distintas maneras, pero con principios similares.

Entendemos por federal, a la asociación de estados conformada para perseguir objetivos en común, sin embargo, cabe aclarar que en dicha asociación conservan gran parte de su independencia. Es una doctrina política en la que las entidades se conforman por distintos organismos asociados que ceden algunas libertades a otro estado superior.

El federalismo también consiste en dividir el poder correspondiente al gobierno central y al de cada región, de tal suerte que se puede experimentar un accionar independiente y no subordinado del otro. Se reconocen los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Nuestro país de acuerdo con el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es una “República, representativa, democrática, laica, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una federación establecida según los principios de la ley fundamental”.[1]

República porque el sistema político se fundamenta en el imperio de la ley y la igualdad de todos los mexicanos y mexicanas ante la misma; es democrática, porque las y los ciudadanos eligen libremente a sus gobernantes mediante el sufragio; y es federal, porque se integra por estados libres y soberanos.

En esta dinámica de federalismo encontramos implícito el reconocimiento de la ciudadanía, de la soberanía popular y su capacidad para determinar al poder político, supone entonces, el desarrollo de la ciudadanía y de la democracia.

Sin embargo, hay hechos que reflejan que somos un país más centralista que federalista, por esa razón debemos apostar a que los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal, trabajen más coordinados y organizados para mejorar las condiciones de vida de las y los ciudadanos, logrando a su vez un estado con mayor libertad.