Como ya es muy bien sabido por todos los interesados en conocer los temas políticos partidistas del estado libre y soberano de Puebla, el pertenecer a un partido es el trampolín para forjar una carrera dentro de los espacios públicos de elección popular, en estos tiempos cambiar de partido es lo de moda, estas prácticas en el pasado eran motivo de satanización; hoy en día es común y quienes lo hacen le nombran a estas actitudes «dinamismo político».
Este dinamismo se da en todos los partidos, el PRI de Puebla es el que mas está aplicando este modo de operación desde que llegó al poder el ex Gobernador Rafael Moreno Valle, las hordas priistas emigraron al PAN para seguir viviendo del presupuesto, algunos priistas se resistieron a la tentación azul; únicamente por el firme interés de ser ungidos candidatos para el 2016. La estrategia les falló a todos, pues la Senadora Blanca Alcalá fue la designada.
El entonces coordinador de la campaña de Blanca fue el Diputado Alejandro Armenta Mier, priista de toda la vida, al PRI le debe mucho, pero en verdad mucho. Al termino de la campaña fue el único priista de la cúpula poblana que recorrió el Estado para agradecer el apoyo de los militantes de su partido otorgado a Alcalá; este recorrido se tornó más en una especie de campaña para la elección del 2018 y los priistas de abajo lo veían como el ideal para suceder a Antonio Gali.
Pero el Diputado Federal priista Armenta Mier se refugió y muestró firmando el «Acuerdo político por la unidad, la prosperidad y el renacimiento de México», acuerdo impulsado por Andrés Manuel López Obrador, Armenta se escudó en su derecho de libre asociación, dijo no tener vínculos con Barbosa, sostiene que no abandorá al PRI siempre y cuando su partido no se una con Moreno Valle. El político sabe leer entre líneas y lo que se entendió en los pasillos del PRI poblano fue que si no es nombrado candidato a Gobernador se va y ya mostró con quién.
Muy incongruente la postura de Armenta, pues firmó un «acuerdo» impulsado por uno de los más críticos al PRI, al Gobierno de Peña y a quienes integran la bancada roja en las Cámaras de Diputados y Senadores, incluso critica a los Congresos y Gobiernos locales que encabeza el PRI; esto no es otra cosa más que la búsqueda de alguna candidatura de Armenta en MORENA.
La lealtad a los partidos no es obligación de sus integrantes, es una cuestión moral, pero los berrinches no caben en política, ser berrinchudo es sinónimo de inmadurez y el país lo que menos necesita es ser dirigido por berrinches, intereses personales y faltos a la lealtad. México requiere todo lo contrario y si al Diputado Armenta no le alcanza la cuota política para ser candidato, debe unir sus fuerzas con quien esté mejor posicionado, sólo así podrá ejercer su «derecho» de petición a los líderes del PRI para continuar en los presupuestos de las cámaras o de algun Gobierno.
Ya le llamaron la atención, pero eso y nada es lo mismo, la estructura priista de los municipios que están con el, ya trabajan a la sordina por lograr que los morenistas vean en Armenta a un Obrador para el 2018, como si MORENA fuera la quinceañera del 2018, pues todos los chambelanes que no van a ser nombrados en sus partidos como candidatos a lo que sea, quieren bailar el vals principal de la noche con MORENA. Andrés Manuel lo está permitiendo y eso, sin duda, le pesará.
Mientras los berrinches se sigan dando en el PRI de Puebla, la pista con quinceañera los espera a todos, el inconveniente es que sólo es una fiesta con 6 entradas y los que desean participar en la fiesta son muchos y de todos los colores.





