Me niego a pensar que se trata de “la gaviota”.

Pero todo puede ser posible en la política mexicana.

Pero, ya encarrerado el ratón, dice el refrán, a volar el gato.

En la nueva biblia del ejercicio político nacional, todo se podría.

Es esa película “la dictadura perfecta”  donde nuestro amigo “Varguitas” nos recuerda   que  la televisión es el  actor principal en la política nacional, que asociada a los políticos, utilizando los impuestos que el pueblo paga,  hace y deshace lo que se le antoja o se le pide.

La televisión es un actor importante en la política mexicana, a cuyos dueños, además, le gusta que los mexicanos lo entendamos, aceptemos y  obedezcamos.

Bueno, pues la televisión mayor “Televisa” ha decidido participar también en la sucesión de Enrique Peña Nieto.

El próximo mes lanzará una telenovela titulada “La candidata”.

Es una historia sobre una mujer, casualmente, esposa del presidente de una nación ficticia, que decide convertirse en candidata presidencial, bajo el argumento, interesante, cautivante, de luchar contra su propio marido al que ha sorprendido corrupto.

Eso, no podría ocurrir en México, porque aquí, como dice el pueblo “no hay borracho que coma lumbre”.

Desde hace muchos años, la novela política ocupa un sitio privilegiado entre los electores “leidos y escribidos” de este país.

Recuerdo a Luis Spota que en tres libros introdujo en el país, un género literario de “verosimilitud”, es decir que parece real, pero no lo es y que comenzó con un famoso libro que en su tiempo fue muy vendido “Palabras Mayores”.

Pero al margen de que sea o no verdad, todo ese tipo de esfuerzos comunicacionales ha buscado y ha encontrado un espacio para influir en el debate público político de toda sucesión presidencial y por supuesto que ha impactado a un sector del electorado al que ha llevado a sus fines.

Lo mismo espera repetir  Televisa con la nueva novela “La candidata”, que según trasciende, en verdad, estaría dedicada a respaldar la posible nominación de la Sra. Margarita Zavala, que ha manifestado su intención de ser candidata a Presidenta Nacional por el PAN.

Y es que, ahora que, todo parece, será una mujer la que dirija a la nación más importante del mundo, todo se vuelve favorable para las mujeres.

Quienes dirigen la campaña de la Sra. Zavala, han enfatizado más el conocimiento que los electores mexicanos tendrían de ella, bajo el recuerdo de haber sido “la primera dama” de este país como esposa del que ex presidente mexicano Felipe Calderón.

Si, esa sería una fortaleza, pero es relativa, pues le guste o no, carga con los negativos del ex presidente que son enormes y  muy impactantes en la conciencia nacional y por supuesto inolvidables, al menos en el corto plazo.

Dicen los que filtran esa noticia que por ello, esta esposa del presidente, la de la novela, al conocer que su esposo el actual presidente de esa nación ficticia, es corrupto, decide combatirlo y por eso, para que ese ejemplo no vuelva a pasar, decide hacerse candidata y tratará de ser presidenta, substituyendo a su marido.

Bueno esa es la verosimilitud, se antoja cierta, pero no lo es, no lo sería, en el caso de la Señora Zavala, porque, no podrá borrar la historia reciente.

Pero la televisión es la televisión y es influyente, muy influyente, buscará, si eso es cierto, posicionar a la Señora Zavala como una opción inteligente y útil para los electores mexicanos que, a diferencia de la televisión, sí andamos buscando nuevas oportunidades de liderazgo nacional, alejadas de la corrupción.

Pero la televisión es importante, es la misma fuerza que ha ido colocando en un lugar preferente al Sr. Ricardo Anaya dirigente nacional del PAN, para la misma candidatura y lo hace igual con Andrés Manuel López Obrador que iría por su tercera candidatura.

Y es que la cultura de las telenovelas ha ido más allá de provocar llanto al interior de las relaciones amorosas o familiares.  Forma parte del menú de opciones serias, que en la realidad real, finalmente terminan también,  provocando llantos, hartazgos, desesperaciones.

Ya ve, funciona y bien.