Durante la última semana de junio, el estado de Puebla sufrió fuertes afectaciones debido a lluvias torrenciales provocadas por fenómenos climatológicos como los remanentes del huracán Erick y la tormenta tropical Barry. Estas precipitaciones, acompañadas de granizo y vientos intensos, causaron severos encharcamientos, derrumbes, desbordamientos de ríos y caos vehicular tanto en la capital como en distintas regiones del estado.
En la zona metropolitana de Puebla, las lluvias del 27 y 29 de junio provocaron inundaciones en vialidades clave como Forjadores, Zavaleta y la Recta a Cholula, además del colapso de bardas, caída de árboles y vehículos varados. Las autoridades atendieron al menos nueve puntos críticos por saturación del drenaje, principalmente en colonias como Bugambilias, San Alfonso y San Jerónimo Caleras. El desbordamiento del río Atoyac también generó alarma en varias zonas bajas de la ciudad.
En municipios como Atlixco, Tepeojuma, Chignahuapan, Izúcar y comunidades de la Sierra Norte y Nororiental, las lluvias dejaron al menos 200 viviendas dañadas y más de 130 personas damnificadas. En esta última región, particularmente vulnerable por su orografía, se reportaron socavones, deslizamientos de tierra y cortes en carreteras estatales y federales, lo que dejó incomunicadas a varias comunidades por horas. Las rutas afectadas incluyeron tramos en Cuetzalan, Zacapoaxtla, Huauchinango y Tetela de Ocampo.
De manera preliminar, se estima que los daños materiales podrían ascender a más de 80 millones de pesos, considerando afectaciones en viviendas, carreteras, servicios públicos y apoyos directos a la población. Las autoridades estatales mantienen activas las alertas preventivas, ya que se pronostican lluvias persistentes hasta los primeros días de julio, especialmente en zonas serranas y de alta vulnerabilidad.




