Declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la charrería desde sus inicios, ha sido y es además de un arte, un deporte nacional por excelencia que ha distinguido y ha sido icono de nuestra identidad como mexicanos.

Con el paso de los años, esta práctica fue adoptando diversos elementos que hoy la convierten en un trabajo artesanal, incluyendo la silla de montar, la reata, los arreos, sombreros, los hermosos trajes bordados, los indiscutibles botines acompañado de las espuelas, chaparreras y el siempre y muy distinguido porte que caracterizan a cada uno de estos hombres y mujeres que hacen de este deporte nacional, algo realmente espectacular.

La charrería, puede ser considerada como el único deporte que ha surgido del trabajo del hombre y al mismo tiempo es un espectáculo, pues mientras los charros o jinetes están concentrados en hacer su faena, los espectadores nos deleitamos con las famosas “Suertes Charras”, que sí, eso de suertes, es porque les puede ir bien o les puede ir no tan bien, pues en estos momentos es cuando muestran sus habilidades en los trucos más clásicos y en los más complejos.

Foto: MGES

Por otro lado, “las escaramuzas” que, con su belleza, simpatía y habilidad engalanan también el Lienzo Charro, demostrando valentía, tenacidad y destreza que son virtudes indispensables para lanzarse al ruedo.

En palabras de un charro, la charrería, ”es el orgullo de sentir la Patria Mexicana, de poder demostrar el deporte nacional por excelencia de nuestro querido México, de sentirse completo y seguro al percibir el aroma del caballo, al sentir los latidos de su corazón que se encuentra sincronizado con el de uno mismo”

Nos sobran razones para decir que, la charrería es fuente de inspiración para quienes desean iniciarse en el deporte, es icono mexicano que resalta la belleza masculina, femenina, el porte y galantería de los caballos que son pieza clave para que a la par y en conjunto, luzcan verdaderamente asombrosos.