Vacacionar en Tlatlauquitepec fue una de esas decisiones que tomas sin saber lo mucho que te va a regalar el lugar. Es un rincón escondido entre montañas, con niebla suave por las mañanas y un aire que huele a pino y tierra mojada.
Una de las cosas que más me sorprendió fue la cantidad de aventuras al aire libre. El Cerro Cabezón es impresionante. Desde arriba, la vista es increíble, pero lo mejor es el camino: entre árboles altísimos, con el famoso puente tibetano que te reta a cruzar entre la neblina y el viento, y que te hace sentir que estás flotando en medio del bosque. Después vienen las cuevas, los senderos y ese silencio de montaña que te llena de paz.
Las cascadas también son mágicas, especialmente la de Puxtla, escondida entre verdes intensos, ideal para desconectarte de todo.
Y si eres de los que ama comer bien, este lugar es un paraíso. Probé los famosos tlayoyos recién hechos, con esa mezcla de alverjón y masa que te reconforta. El mole ranchero es una joya, y las carnes ahumadas… qué delicia. Pero lo que más me intrigó fue el yolixpa, una bebida tradicional con hierbas, fuerte pero con un sabor único que te hace sentir parte del lugar.
Caminando por el centro, te encuentras con iglesias antiguas que parecen hablar. La Parroquia de Santa María y el Santuario del Señor de Huaxtla tienen esa energía especial que te hace detenerte, mirar, y respirar hondo. Hay algo en esos muros que se siente sagrado, aunque no seas religioso.
También me encantó ver cómo los artesanos trabajan. Todo está hecho con sus manos y con amor: desde canastas de bambú hasta bordados llenos de color y significado. No compré souvenirs, compré pedacitos de historia.
Y para cerrar, las fiestas… qué manera de celebrar la vida. Música, comida, danza, gente feliz. Se nota que aquí las tradiciones no se olvidan, se viven con orgullo y alegría.
Tlatlauquitepec no es solo un destino, es un lugar que se queda contigo. Si alguna vez necesitas un respiro, una aventura o simplemente volver a lo esencial, este pueblo te espera con los brazos abiertos.