Odilón Castañeda Encarnación, mejor conocido como “El Chino”, es un tlatlauquense entrañable que durante 40 años formó parte del servicio de limpia pública municipal. Por muchos años operó los camiones recolectores en la cabecera y en las comunidades cercanas, convirtiéndose en una presencia cotidiana y querida. Recuerda que ingresó a trabajar durante la administración del profesor Rosendo Lara Guzmán, en aquel Tlatlauquitepec de antaño, con calles y callejones de terracería en las orillas del pueblo.

El Chino siempre se mostró, y aún lo hace, con una sonrisa franca y el saludo habitual entre quienes nos conocemos en el pueblo. A sus 62 años no permite que el desánimo lo alcance ni se conforma únicamente con su pensión. Se mantiene activo: hoy cría animales de corral y se dedica también al campo. De vez en cuando se le ve recorrer las calles en su motocicleta, con alma joven y espíritu fuerte. Odilón es testimonio vivo de que el trabajo constante mantiene el cuerpo en movimiento y la mente despierta. Se le aprecia por su don de gente, su buen humor y la educación que, por décadas, le ganaron un lugar en la memoria colectiva de quienes salían corriendo al escuchar la campana del camión recolector y gritar: “¡Espérame, Chino, faltan más bolsas!”

Qué sería de un pueblo sin los personajes que dan vida a su día a día.