Como sociedad estamos viviendo un momento crucial para la toma de decisiones y cambio en el estilo de vida que, permita garantizar incluso, la supervivencia del ser humano.

La demanda para satisfacer las necesidades de la población mundial va en incremento, al igual que, la cantidad de desechos que a diario se generan, representando un riesgo sanitario para la humanidad.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), «la extracción y el procesamiento de los materiales, los combustibles y la comida son responsables de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales totales y de más del 90 % de la pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico».

La mayoría de los desechos son depositados en rellenos sanitarios, llegando a la capacidad máxima de los mismos y creando la necesidad de generar nuevos sitios para depositar la basura.

El cumulo de estas extensas áreas de basura tiene como una de sus principales desventajas la emisión de gases de efecto invernadero como el metano y CO2, malos olores, contaminación del aire, entre otros; pudiendo así afectar la salud de las comunidades cercanas.

El estilo de vida de hoy en día es insostenible, por lo que estamos llegando al punto de capacidad máxima en diversos ecosistemas. Sin embargo, generar buenos hábitos son acciones que pueden cambiar el curso de la vida en la Tierra como la conocemos.

A pesar que la cantidad de plásticos que se producen, desechan de una manera errónea y llegan al mar es alarmante; existe otro material de uso diario en millones de hogares que, se ha vuelto un verdadero problema.

El papel higiénico era uno de los principales causantes de generar un alto índice de contaminación, volviéndose un factor que propiciaba un incremento en la deforestación, la huella de carbono y, un verdadero problema social.

Gran parte de los árboles deforestados se destinan para la producción de papel sanitario, terminando así con las reservas de carbono que existen en el mundo, implicando también la pérdida de hábitat de millones de especies y conflicto con las comunidades indígenas.

Al igual que se han tomado acciones para cambiar la presencia del plástico en nuestra vida, se necesita tomar cartas en el asunto sobre el consumo desmedido de papel higiénico que se tiene.

Según insider, «las personas usan al menos 57 hojas de papel higiénico por día y 27 rollos por persona al año, lo que suma 384 árboles a lo largo de su vida».

Uno de los mayores aportes como sociedad es cambiar hábitos de higiene y minimizar el uso desmedido de este material, pero, sabemos que es difícil de suprimir de nuestra vida.

¿El papel higiénico se debe tirar en el bote de basura o inodoro?

En algunos países se tiene la costumbre de colocar un bote de basura destinado al papel higiénico usado, surgiendo la constante duda si esta práctica es correcta o no.

De acuerdo con los investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), «se estima que cada año la Ciudad de México emite al aire media tonelada de residuos fecales, que son producidos en gran medida por tirar el papel higiénico en el bote de basura, pese a que se desechen en bolsas. El fecalismo no es sólo un problema de contaminación exterior, también sucede y de manera importante, en ambientes pequeños como hogares o lugares de trabajo, señaló la jefa del Departamento de Aerobiología del Centro de Ciencias de la Atmósfera, Irma Rosas Pérez».

Es por eso que los expertos comentan que el papel higiénico tiene que se depositado en el inodoro, previniendo la exposición de polvo fecal que acarrean diversos problemas de salud como salmonelosis, cisticercosis, gastroenteritis viral o bacteriana que pueden provocar infecciones.

El papel esta elaborado para poder desintegrarse al contacto con el agua, por lo que el drenaje no se ve comprometido al llevar a cabo esta práctica.

Así que ya lo sabes, este pequeño cambio puede evitar grandes problemas de contaminación y salud.