En la comunidad de Huaxtla, perteneciente al municipio de Tlatlauquitepec, Puebla, se encuentra un lugar de profunda devoción: la capilla dedicada al Señor de Huaxtla. Esta imagen religiosa, hallada en el río por habitantes locales durante el siglo XVIII, fue entregada al párroco de la zona, dando inicio a una tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Construida también en el siglo XVIII, la capilla es una muestra de la arquitectura colonial que caracteriza a la región, con muros robustos y un diseño sencillo que refleja la humildad y la espiritualidad del pueblo. Más que un edificio, es un refugio de esperanza que ha acompañado generaciones en sus momentos de fe y necesidad.
La Iglesia ha reconocido este lugar como santuario, un título que honra la profunda conexión entre la comunidad y el Señor de Huaxtla. Este reconocimiento no es solo por la antigüedad de la capilla, sino por la fuerza de la devoción popular y los numerosos testimonios de protección y milagros atribuidos a esta imagen sagrada.
Parte esencial de esta fe viva es la tradición de muchas familias tlatlauquenses que cada primero de mes visitan la capilla para escuchar la homilía y renovar su compromiso espiritual, pidiendo cuidado y guía al milagroso Cristo de Huaxtla. Esta costumbre no solo fortalece la fe personal, sino que teje el tejido social y cultural de la comunidad.
Así, el Santuario del Señor de Huaxtla se erige como un símbolo vivo de la unión entre historia, cultura y espiritualidad. En sus muros se resguarda la memoria de un pueblo que, generación tras generación, ha encontrado en esta capilla un lugar donde el misterio de la fe se hace presente y donde el corazón puede encontrar consuelo y luz.
Este santuario nos recuerda que la fe es un viaje íntimo y colectivo, una experiencia que se construye con esperanza, tradición y la certeza de que lo divino camina siempre junto a quienes lo buscan con humildad.




