La tragedia en la Pachuca–Tuxpan deja luto en el magisterio; exigen mejores condiciones para los docentes que viajan a diario

Ana Hernández Castelán y Blanca Lirio López Martínez salieron, como cada mañana, con la vocación a cuestas. Eran maestras, de esas que antes del amanecer ya van rumbo a las aulas, cruzando carreteras peligrosas para llegar a comunidades donde son más que docentes: son guía, compañía, esperanza. Este lunes 7 de abril, su camino terminó abruptamente en la carretera federal 130 Pachuca–Tuxpan, entre San Miguel Acuautla y el Puente de Necaxa.

Ambas mujeres, originarias de Huauchinango, se dirigían a su centro de trabajo en el municipio de Xicotepec a bordo de un vehículo Volkswagen tipo sedán, color rojo y con placas del Estado de México, cuando fueron impactadas de frente por una colectiva de la línea Autotransportes Unión Serrana. El fuerte choque, presuntamente provocado por la invasión de carril por parte del transporte público, arrastró el vehículo varios metros y lo dejó totalmente destrozado.

Al llegar los servicios de emergencia, encontraron a las dos maestras atrapadas entre los fierros retorcidos: una de ellas ya no presentaba signos vitales y la otra, gravemente herida, falleció minutos más tarde en un hospital de Huauchinango.

El dolor no tardó en llegar a su destino. Compañeros, alumnos y padres de familia del Bachillerato Independencia recibieron la noticia con consternación. El plantel suspendió actividades y el luto se extendió por redes sociales, donde cientos de mensajes honraron su entrega diaria.

La tragedia, sin embargo, también reabre una discusión postergada: las condiciones en las que cientos de maestros y maestras se desplazan diariamente por las carreteras de la Sierra Norte para cumplir con su vocación. Muchas veces sin señal, sin transporte adecuado y con jornadas extenuantes, lo que pone en riesgo su integridad.

Además del dolor humano, surgieron cuestionamientos ciudadanos hacia las autoridades de movilidad. Se exigió verificar si las unidades de transporte como la que provocó el accidente están concesionadas y si sus operadores cumplen con los protocolos de capacitación y seguridad.

Mientras tanto, el magisterio pierde a dos voces que ya no regresarán al aula. Y la carretera cobra, otra vez, un precio demasiado alto.