De repente Puebla y los poblanos estamos inmersos en  la epidemia de la delincuencia, dolorosa demostración del coas y la indolencia que caracterizan a todas las sociedades contemporáneas. Pero lo peor es que estamos mas adentro de la enorme cantidad de rumores que la multiplican, promueven y hacen mas insufrible.

Cuatro son los síntomas de este síndrome de la sociedad de hoy, llamada postmoderna:  Delincuencia y su resultado Inseguridad;  corrupción y su resultado impunidad.

La discusión se centra en definir que tanto, estos cuatro síntomas son propios de la naturaleza social  y si lo son, que tan obligados estamos los humanos para aprender a soportarlos, porque, por otra parte, todo indica que son incontrolables y por lo mismo permanentes.  Poco falta para que los sociólogos y los políticos nos digan que debemos aprender a coexistir con esos 4, jinetes postmodernos del apocalipsis.

Y de verdad, poco falta.

Puebla hasta hace unos meses había sido la referencia de tranquilidad.  También el motivo de orgullo de los poblanos después de aquellas aventuras de la “preciosidad” que se ensañó con nuestra marca y hasta la cambió de “pinpope” a  “pinpopre”.

Pero ahora todo ha cambiado y reta nuestra comprensión primero y nuestra incapacidad después.

Debemos aprender a manejar esos 4 síntomas a partir de dar certidumbre a todos.  Debemos construir estrategias que canalicen el enojo que esto causa, porque no habrá quien nos  asegure que desaparecerán o que serán controlados en márgenes menos dolorosos.  Al contrario estratégias que canalicen nuestro enojo porque ninguno les creerá.

Es cierto le toca al gobierno, al federal, senadores, diputados y miembros del poder judicial, al estatal , a los 40 diputados y magistrados de la ley y a los 217 municipales, pero a los que vienen, los de ahora ya se están yendo y por su propia comodidad, poco harán.

La campaña electoral del 2018 ya comenzó en la vida real de los poblanos, aunque, será hasta septiembre cuando legalmente comience la federal y en noviembre la poblana.

Habrá que buscar posibles antídotos, al menos en la falsedad normal de todo tipo de promesas políticas  y en los que, hombres y mujeres, por su propia voluntad se han anotado para relevar a los gobernantes y representantes populares que ya se están yendo.

Hasta ahora, los políticos, sus organizaciones y partidos, han centrado la atención en la corrupción más que en la impunidad, porque creen que estos, al ser problemas producto del contubernio, complicidio o de ex socios, pueden ser controlados antes que la delincuencia y por supuesto de la inseguridad.

El problema real de nuestra sociedad mexicana y poblana, no es la incapacidad o la falta de voluntad de los políticos, es el tiempo y la urgencia, que se miden de manera muy diferente en los ciudadanos y sus familias que en los políticos y sus familias.

Por eso, la actual campaña electoral tendrá como referente central a esos 4 síntomas reales de nuestra sociedad, pero también la soluciones para resolver o al menos controlar ese síndrome de todos que se expresa en enojo y separación.

Para los que gobiernan, en cualquier nivel, las respuestas tendrán que ser diferentes.  Para cada partido que gobierna, el todo federal o la porción estatal o los pedacitos municipales, sus formas de ver a México y a los mexicanos será a través del color del cristal de sus respectivos partidos políticos,  aquí debería decir de sus ideales, pero ya no se usan, ahora todo es comprar y vender, pero para estos 4 temas de hoy, no se que puedan comprar los políticos, porque, al menos a los ciudadanos y a sus familias, no les queda nada que vender porque el miedo y la debilidad se los impide.

A lo mejor los ciudadanos estemos dispuestos a aceptar vivir en la pobreza, en la desigualdad, en la falta de medicinas y servicios médicos, en la corrupción y la impunidad pues ya nos estamos acostumbrarnos, pero en la inseguridad quien sabe que tanto mas.