Reyes

En el ejercicio de las responsabilidades políticas, la fe, la esperanza y la caridad no son virtudes, objetivos o valores muy frecuentes.
El poco entendimiento de lo que estas tres condiciones humanas representan, en especial, de acuerdo al lugar o a la función en que se encuentre cada ciudadano, las alejan de la política.
Por lo menos, no son objetivos centrales de la responsabilidad de tomar decisiones colectivas de interés público, que eso es la política.
Y es que, si se aceptaran como condiciones políticas, algunos dirían que se pierde lo objetivo y se privilegia lo subjetivo.
Y las decisiones colectivas de interés público centran sus responsabilidades en las condiciones reales de la vida, individual y colectiva.
Sin embargo, como condiciones del individuo que motivan su conducta, individual o colectiva, estos tres conceptos no podrían desecharse tan fácilmente.
La fe
Viene de fidelidad a alguien, a algo. Es la seguridad o confianza que alguien tiene en ese alguien o algo, tradicionalmente religioso. Por cercar el universo a las creencias, como condición política se utiliza solo el de la confianza en el esfuerzo propio y en el colectivo, que es lo que da seguridad para obtener las metas de todos.
La esperanza
Es un estado de ánimo en cual uno cree posible lo que desea. Quizá de los tres conceptos, éste pudiera ser el más frecuente en la práctica política.
La caridad
Es el sentimiento o actitud que impulsa a interesarse por las demás personas y a querer ayudarlas, especialmente a las más necesitadas. En política se considera mejor, el concepto de solidaridad.

Fé, Esperanza y Caridad son las tres virtudes teologales o sobrenaturales, propias del buen cristiano.

Por ese origen, no son conceptos frecuentes de la acción política en nuestro país, porque además se vive en un modelo “laico”, es de libertad total de creencias.

13895329_228722407525363_1579556694152390238_n

Por esto mismo, llama la atención que ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR las esté utilizando para construir su estrategia de liderazgo político rumbo al 2018.

No perder la fé, mantener la esperanza son premisas indispensables de AMLO para la lucha política de su MORENA, para acabar con el mal gobierno, para cambiar a México… para terminar con la “mafia del poder”.

MORENA, por definición libre, se auto considera un partido de izquierda.

La tradición indica que los partidos de izquierda centran su atención en la consecución de la igualdad social y anclar estos objetivos en los valores de la fé católica, aún mayoritaria en el pueblo mexicano, denotan una inteligencia política que aprovecha la cultura para las finalidades políticas.

Una combinación así, nunca inútil, nunca estéril. Puede ser rentable electoralmente y Andrés Manuel lo sabe muy bien.

Ora que, no se espante, como buen, tabasqueño, como buen izquierdista, pase lo que pase, no verá a Andrés Manuel del brazo de los obispos católicos.

Habrá que ver si para AMLO, México, bien vale una misa y si su convicción de CARIDAD COMIENZA CON HACER UNA ALIANZA CON EL PRD, que la necesita y le urge para no desaparecer de la política mexicana.