Los números crecen, la angustia se multiplica y la desconfianza también.

Nunca como ahora los mexicanos somos presos de un conjunto amplio de amenazas, riesgos y peligros.  No hay en la historia nacional una etapa más dolorosa que la que ahora vivimos.

Víctimas del no saber si mañana estaremos, los mexicanos, no encontramos salida correcta, viable y justa.

Nuestra colección de pandemias, es amplia y totalmente cancelatoria de todo proyecto de vida. La inseguridad, el desempleo y la falta de dinero, se unen a la insuficiencia en los servicios médicos, al  no saber quien, como, cuando y donde existiría el contagio y por supuesto a la falta de una vacuna y medicamentos para el tratamiento de la nueva colección de enfermedades.

La sana distancia, el no abrazos, el no estrechar la mano de quien uno estima, acentúa las emociones negativas de la realidad actual.

En medio de la pobreza, no hay palabras para describir lo que pasa.

Si la situación excede las capacidades humanas, solo quedan,  la fe y la esperanza en quienes, de por sí, depositamos nuestras ansias de solución.

La fé, es devolver la confianza en uno mismo, porque se siente acompañado, protegido por quien, en nuestras creencias y en nuestros problemas cotidianos hemos sentido que nuestra inteligencia y fortalezas se agrandan.

Esperanza es volver a creer que lo malo, lo que lastima y mata, será siempre, pasajero, efímero.

Frente a la necesidad de Fé y Esperanza, se refugian nuestras incapacidades, pero, también, al mismo tiempo que se potencializan nuestras posibilidades.

Fe y esperanza, por eso, decimos, mueven montañas.

En todas las familias, son ahora, los símbolos del pensamiento y las claves de la conducta.

 Y a ellas tenemos que recurrir, para soportar, intentar entender y pasar de las preocupaciones a las ocupaciones.  Hay mucho quehacer y si los humanos no estamos solos lo haremos mejor.

La Vírgen del Carmen, por eso, a petición de muchas familias, inicia su tradicional peregrinación en su día, lejos de cualquier ánimo de fiesta, hacia el Hospital General de Teziutlán, hospital donde se concentran los esfuerzos para atender a los enfermos de Covid-19.  

Los teziutecos entendemos y agradecemos que acompañe a los enfermos de esta pandemia, multiplicando su fé y la esperanza en vencerla.  También fortalecerá la vocación y la entrega de t médicos, enfermeras, enfermeros y todo el personal de dicho hospital y también reconfortará a sus familiares.

En la vida del ser humano, los signos, los símbolos y las creencias lo hacen más fuerte, útil y eficiente, en momentos, como los de ahora, prevalece la desconfianza, la inseguridad y todo tipo de temores

Por eso, vemos, con fé y esperanza, el arribo de la Vírgen del Carmen, al centro mismo, de la principal preocupación que tenemos los humanos y que no es la única.

Bien sabemos que entenderá nuestros angustias y mitigará nuestros dolores.