Oigo, veo, leo, platico, en todos los espacios de estas posibilidades encuentro algo relacionado con la campaña política, ya sea acá, en el rancho, como yo le llamo, allá en el estado o en el país. Nadie puede escapar a esa tentación de intervenir, como buen juez, para calificar, lo que, todos los actores políticos hacen estos días, por cierto totalmente diferente, a lo que hacen, en días normales.

No podría ser menos.. Las campañas electorales son una fabricación artificial  de cada uno de los candidatos, sus ideas, sus compromisos, sus grupos, sus posibilidades y todos, sin excepción, dejan huecos que abonan la curiosidad morbosa de quienes, en vez de meditar, calificar lo que dicen u ofrecen, nos dedicamos a evaluar en público, poco o mucho, intentando, en la platica que se torna a veces, discusión y hasta pleito, recomponerle a cada uno, lo que, a nuestro juicio, le faltó, o dijo mal, o dijo a medias.

Pensamos tal vez, que de esas discusiones, saldrán, dos soluciones.  La primera, que si gano la discusión con los cuates, el candidato o la candidata a la que le veo menos omisiones, ganará la elección, cosa más falsa.  Segundo, que, les compongo lo que está mal en sus dichos, acciones y estrategias, como si ellos, los candidatos, se tomaran la molestia de conocer mi pensamiento.

Ninguno, me escucha, ninguno sabe que le defiendo o que le ataco, ninguno necesita oír lo que pensamos en las pláticas de café, ninguno necesita saber nuestros personales puntos de vista, porque, está comprobado, en las campañas electorales, ninguno de los candidatos acostumbra oír a los electores.   Quieren, procuran, que el elector los escuche, solamente.  Algunos hasta piensan que es obligación de los electores, escucharlos, seguirlos, apoyarlos.

Pero esas pláticas en el café, en la oficina, en la combi, en la escuela, se convierten, en el mejor canal de propaganda, a veces más eficientes, que las propias estrategias de los asesores de marketing político de los candidatos.

Propaganda, ese es el concepto, porque las campañas realizan publicidad.

Y de todos los temas, que a veces dividen a los cuates, enemistan a la familia, separan a los compañeros de trabajo, deporte o de hueva, un tema me parece fascinante:  LA FE QUE MUCHOS LE TIENEN AL PEJE.

MEADE, es el mejor preparado, sería el mejor presidente.

ANAYA, es aguerrido, sería el único que detendría al peje.

EL BRONCO, es directo, pero a todos nos daría miedo nos cortara la mano.

pero EL PEJE, ES TODO,

Que es igual que los de la mafia del poder…sí, por eso, es el único que puede acabarlos.

Que también es igual de ratero que los del prian, sí, pero quiero que ahora, él sea el que me robe.

Que no es el mejor preparado para gobernar, si, pero a los que no tenemos nada, nos dará todo.

Que ya esta viejito, sí, pero por eso, hará el mejor último de sus esfuerzos, para cambiar al país.

Que de donde va a sacar la lana, para cumplir todo lo que nos ha dicho..pos del dinero que ya no se robaran los corruptos del gobierno.

Que vive en el fraccionamiento más caro de Puebla, sí, pero es el mesías de los pobres y nos salvará de la pobreza.

Que……pongale lo que quiera, pero el peje, nos salvará.

En política lo que menos se necesita son mujeres y hombres puros y castos.  En política lo que menos se necesita son bonitos discursos.  En política lo que menos sirve, es creer todo lo que los candidatos dicen y ofrecen.

Y ya vé, algo trae ese peje, que hasta diciendo barbaridades, las califican de innovaciones geniales, que hasta en sus equivocaciones accidentales o a propósito, sus fans, encuentran opciones de mejoría a sus doloridas circunstancias.

Es probable que los sacerdotes católicos estén más preocupados que nosotros, porque a lo mejor no solo tendrán en el PEJE un nuevo presidente, a lo mejor un BEATO que consagrar y después elevar a los altares y eso, es otra cosa.

LA FE MUEVE MONTAÑAS, decía mi abuelita y LA FE EN EL PEJE, está, por ahora, moviendo las encuestas y colocándolo en el primer lugar..esperando que esa FE, haga que voten, los que ahora dicen que quieren que sea el presidente…Oremos, porque esa FE, MUEVA MONTAÑAS, LAS DE LA FALSEDAD, LAS DEL CINISMO, LAS DE LA POBREZA Y LA IMPOTENCIA para imponer una sociedad unida, transparente, ajena al espíritu de corrupción que traemos todos y de colaboración para que entre todos, aún sin que sea santo el Peje, cambiemos este país.

Porque cuando deseamos un nuevo santo, pedimos a Dios que sea eficiente y no solo adorno de un altar.