El colectivo Amor por los Desaparecidos denunció el hallazgo de un presunto campo de exterminio en un predio rural abandonado a unos 20 kilómetros al sur de Río Bravo, Tamaulipas. El descubrimiento se realizó en conjunto con la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, la Comisión Estatal de Atención a Víctimas y fuerzas federales. En el sitio se encontraron restos óseos calcinados, ropa, identificaciones y señales de cremación, lo que sugiere que pudo haber sido utilizado para la desaparición y eliminación de personas.

A pesar de la gravedad del hallazgo, la Vocería de Seguridad de Tamaulipas emitió un comunicado minimizando los hechos, limitándose a confirmar la presencia de restos humanos sin referirse al lugar como un centro de exterminio. Esta postura ha generado críticas, ya que se percibe como una continuidad de la estrategia de comunicación de administraciones anteriores, que restaban importancia a hechos violentos. La desconfianza crece entre los colectivos, que acusan falta de transparencia y respuesta efectiva por parte del gobierno estatal.
El hallazgo ocurre en un contexto en el que el gobernador Américo Villarreal Anaya ha insistido públicamente en que Tamaulipas es el estado más seguro del norte del país. Sin embargo, ese mismo día se registró una balacera en un restaurante de Ciudad Victoria que dejó cinco personas heridas, contradiciendo el discurso oficial. Para las familias de personas desaparecidas, estos hechos reflejan una realidad que las autoridades prefieren ignorar, lo que obstaculiza los esfuerzos de búsqueda y justicia.





