Es el tema de mayor importancia en el debate público, mundial, nacional, estatal y local. Esto por supuesto no es consuelo de tontos.

Es el tema mas recurrente en esta campaña electoral, en la que casi todos los candidatos muestran disposición para eliminarla, pero casi nadie, propuestas viables, creíbles, eficientes para lograrlo.

Es la preocupación mas comentada por los ciudadanos de todo tipo, cultura, ingreso, religión y edades. Iba a decir de todos los partidos, pero estos son un desastre en los que nadie cree, que se habría de sugerir que comenzaran con ellos mismos a construir su seguridad integral, para que nos se les vayan sus militantes y por supuesto la seguridad de que van a seguir participando en las elecciones.

Y es también el fantasma mas prolongado a propósito, para llamar la atención, unir, identificar, en la sociedad actual, en buena vibra, o para inducir votos, en mala vibra y convertirla en pánico colectivo, en odio ingobernable, en pretextos para criticar a los gobiernos y a los partidos y hasta en jugosos negocios, porque hay políticos a los que les da miedo pensar que algún día se acabaría la inseguridad, porque se les acabaría el negocio.

La verdad es que en el problema de la inseguridad no es necesario medir la percepción, ni para valorar sus dimensiones ni esperar su natural decrecimiento y me atrevo a pensar que tampoco induce a la oración para esperar el milagro de su desaparición. La seguridad, en estos días digitales, es el ausente más controversial y lamentablemente el compañero de viaje de todos los habitantes.

Pues para acabar con la inseguridad, he escuchado algunas ideas y propuestas de varios candidatos a presidentes municipales en esta comarca y me quedo con la buena intención de varios, el buen deseo de otros, el sueño o la utopía de alguno más.

Pero, ninguno ha presentado algo digno de confiar.

Y no creo que por falta de intención o compromiso.

La verdad el tema de la inseguridad queda grande a todos. Más grande cuando consideran a los vecinos como responsables absolutos de su solución, porque suponen que son sus irresponsabilidades, sus indolencias o sus exageraciones las causas que gestan inseguridad.

Si en estos días se viven problemas enormes, los candidatos a presidentes municipales, deberían presentar estrategias de solución, también enormes. Hablan mucho de este asunto, lucran mucho con el mismo, y por la ausencia de planteamientos integrales, no convencen.

Lo peor es que es el tema central de esta campaña.

La solución a la inseguridad en la que se vive, no requiere solo un programa de incremento en los efectivos de la policía, de disponer mayor y moderna infraestructura, de modernizar el armamento, requiere que los ciudadanos confiemos en la próxima autoridad. Y esta es la condición primera para poder construir juntos programas, estrategias y acciones, en total corresponsabilidad, ciudadanos y sus familias, con su gobierno.

Se necesita también que los candidatos dejen de ver a Teziutlán como un pequeño vecindario y que redimensionen el tamaño, la calidad y la ubicación estratégica de nuestro municipio, para reclasificar sus responsabilidades en el desarrollo regional. Pero sobre todo que los candidatos, todos, dejen de pensar en que el pueblo de Teziutlán es una comunidad sin inteligencia, sin valor, sin decisión y que solo como agente pasivo esperan que el próximo presidente municipal le diga que hacer, cuando a ojos de todos, estamos viendo que ellos, los candidatos no saben que hacer.

Se requiere, se merece, que todos los candidatos eleven el nivel de sus propuestas y que, en lugar de distraernos con temas triviales, le entren, con decisión y conocimientos a los problemas mas delicados, en los que vivimos todos. Urge, señoras y señores candidatos!