Ya no es extraño escuchar en los medios de comunicación noticias sobre el robo de hidrocarburo, principalmente en el famoso Triángulo Rojo, que como muchos sabemos, abarca zonas del Estado de Puebla, y es que datos como, 4 militares fallecidos, 6 presuntos delincuentes fallecidos y 14 detenidos en la Fiscalía General del Estado son cada día más comunes en la radio, televisión, medios impresos incluso entre aquellos que opinan con familiares y amigos.

Las cifras de muertes, robos, enfrentamientos, intentos de saqueos y los propios saqueos son cada día más alarmantes, tornándose en un tema del que no solo nuestro querido PEMEX es testigo ni afectado; la realidad es que detrás de cada uno de los acontecimientos generados por el famoso “Huachicol”, existen historias y “justificaciones” que podrían detonar una discusión interminable.

¿Las razones? Por desconocidas que parezcan o que sean, han sido suficiente motivo para llegar a lo que hoy estamos viviendo, para que no solo los que están inmersos en el tema, se sientan afectados, la cuestión, es que en una sociedad que parece cada día empeñada en destruirse a sí misma, termina afectando a todos aquellos que vemos y escuchamos de lejos noticias como estas.

Hemos escuchado un sinfín de afirmaciones de un gobierno que promete terminar con dicha guerra, y sí, por que ya no sólo se trata del robo por el robo, lo que hoy vivimos es el inicio de una guerra por la lucha de supervivencia del más fuerte, “gobierno vs huachicol”.

La pregunta es, ¿por quién vamos a apostar esta vez? Por los uniformados que se encargan de nuestro bienestar (aunque no siempre parezca), o bien, por los que buscan un “trato y precio justo” por aquello que alguien un día dijo, que era nuestro y con esto, no quiere decir que estemos de un lado del otro, por que entraríamos en conflicto, lo que sí sabemos es que detrás de cada saqueo, de cada enfrentamiento, de cada muerte, de cada operativo la vida de miles de personas está en juego, que finalmente y cada uno por su lado busca el bienestar de una sociedad, de una familia, de una vida más asequible, de un reconocimiento mayor, ya sea por haber capturado o bien, por haber saqueado cada vez más.

La lucha seguirá, y en esta ocasión le tocó a  Palmarito Tochapan, y a las familias que están detrás de cada uno de los fallecidos y que por más condolencias que haya hacia ellos, no habrá poder humano ni mucho menos litros de hidrocarburo que pueda consolarlos.