No hay buenas fiestas decembrinas sin estos deliciosos postres, su origen se remonta a los tiempos del Imperio Romano, quiénes freian una masa de harina en manteca, después fue tomada la receta por los Moriscos, quiénes retiraron la manteca y usaban aceites naturales para freírla.

Fueron los Españoles de Sevilla y Granada quiénes le dieron más condimentos como la canela, pero ellos, hasta el día de hoy les untan miel.

En México es una tradición en fechas decembrinas, aquí se les baña en azúcar, y es el postre de las posadas y las cenas del 24 y 31.

En esta región serrana poblana, es un ritual comerlo, y digo un ritual, por que, después de las cenas, es el postre que mantiene reunidas a las familias, es tradición colocarlos al centro de la mesa, pellizcarlos y saborearlos con un ponche o café de olla.

Las familias platican lo acontecido en el año, ríen al contar anécdotas, y también recuerdan a los que ya no estan.

Los Buñuelos son parte esencial de las fiestas de Navidad y Fin de Año, el simple hecho de pasar por una panadería y olerlos hace remontar la mente a los buenos y cálidos momentos en compañía de la familia departiendo el postre con bebidas calientes, mientras todos se guarecen del frío invernal.

Sin duda, un postre, que se encarga de mantener la alegría y la unión familiar.