En un hecho sin precedentes, los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron el acuerdo denominado “Misión Cortafuegos”, con el objetivo de reducir drásticamente el flujo ilegal de armas hacia territorio mexicano.

El pacto contempla inspecciones más estrictas en suelo estadounidense, el fortalecimiento del sistema eTrace para rastrear el origen de las armas y la incorporación de tecnología de imágenes balísticas en todo el país.

La presidenta Claudia Sheinbaum celebró el entendimiento y destacó que, por primera vez, Washington asume un compromiso directo para reforzar sus propios controles y evitar que miles de armas crucen la frontera.

De acuerdo con cifras oficiales, alrededor del 75 por ciento del armamento decomisado en México proviene de Estados Unidos, lo que equivale a unas 200 mil armas al año. Con este acuerdo, se abre un nuevo capítulo en la cooperación bilateral en materia de seguridad, basado en la responsabilidad compartida frente a un problema que afecta a ambas naciones.