Debería remordernos la conciencia.  Una vez al año, o dos, o tres,  no es suficiente referencia para las mujeres.

El diagnóstico real de sus circunstancias revela que cada grupo de mujeres vive situaciones difíciles en general, con diferente matiz.

Pero hay dos que, en el día internacional de la mujer deberían haberse analizado, con la intención de, al menos, en la preocupación buscar nuevas vías de solución.

Una está en la participación de la mujer en la toma de decisiones en los asuntos de interés  colectivo tema fundamental de la política.

Otro en la doble responsabilidad conjunta de ser padre y madre a la vez y único sostén económico, cultural y moral de una familia.

Las leyes han abierto mayores espacios para que las mujeres ingresen y se mantengan en la representación popular y en los diferentes niveles de gobierno.   Ha ordenado que, al menos en la etapa de postulación, los partidos políticos integren sus candidaturas con  mitad de hombre y mitad de mujeres.  

Sin embargo esto ya en el ejercicio de funciones no queda igual, porque eso depende del voto. Sin embargo en otras desiciones que designan funcionarios, esto  ni siquiera es recordado.  El gobierno federal actual, es un ejemplo y así casi todos los gobiernos mexicanos.

Por lo tanto, en las desiciones legislativas o en el diseño de políticas públicas, las pocas mujeres que actuar en gobierno, no pueden imponer ni la perspectiva de genero, ni la de equidad. Por lo tanto los planes, programas y resultados gubernamentales no siempre son en beneficio de las mujeres.

Todavía hay muchas oportunidades para apoyar una intervención más amplia y eficiente de las mujeres en las decisiones públicas.

Pero donde los niveles de injusticia franca, se refiere a la casuística mayor en toda la agenda de pendientes sociológicos, educativos, de salud y de productividad que tiene que ver cuando la mujer por cualquier razón, se convierte en madre soltera y por lo mismo en jefa de hogar.

Es cierto que hay muchos apoyos a las mujeres en términos de programas de ayuda financiera gubernamental, pero hay otros que aun están pendientes.  Entre ellos, su participación en la vida económica.   Actualmente por cada dos hombres que trabajan formalmente, solo existe una mujer que también lo hace, pero la mayoría en el mercado informal de la mano de obra.

Eso conlleva un diferencial negativo en salarios, carga de trabajo y por supuesto condiciones laborales, asistenciales, etc.

Las cifras reales señalan que de cada 3 familias, en dos no se usa papa, no existe papá, no aparece un esposo.  Si a esa circunstancia emocional agregamos las dificultades propias de no ingresar a espacios formales de trabajo, salario y prestaciones salariales, la vida de la mayoría de mujeres potencialidad su incapacidad y la poca solidaridad masculina, que, además se manifiesta en el abandono del hijo y de su madre.

Graves realidades que deberíamos cambiar, para que, la felicitación, el honor que ayer proclamamos a las mujeres, transforme condiciones y les permita ellas realizarse mejor y ayudarnos más, de lo que todos los días lo hacen.