Estamos a un año exacto de volver a las urnas.  

La cuarentena, el encierro al que nos obligó el Covid 19, ha detenido muchas decisiones y alterado muchas circunstancias.  No las ha cancelado, solo les marca naturalezas distintas, ritmos diferentes y oportunidades diversas.

Ni los mas experimentados políticos, ni los nuevos, menos los que aún van a entrarle, pensaron que esta pandemia modificaría la realidad política mexicana, para siempre.

Venimos de desencantos y desilusiones, archivadas en cajas de fingido olvido y aceptación.  Estar encerrados, sin trabajo y salario, muchos, sin actividad normal, otros y tratando de olvidar la dura realidad en que vivimos, todos.

El tiempo encerrados, ha permitido pensar en muchos temas, revivir pendientes, multiplicar corajes y reconocer impotencias.  Pero sobre todo nos ha invitado a no dejar pasar más el tiempo.

La 4a. transformación nacional, nos convocó a una lucha contra la corrupción y la impunidad y la mayoría la aceptamos como condición indispensable para poder coexistir mejor e intentar vivir mejor. 

Aún es temprano para poder reconocer si esta decisión, así, general, nos ha dejado reconstruir lo hecho bajo mentiras, abusos y cinismo. 

Es tiempo de intentar avanzar en esa lucha, a la que con suprema inteligencia nos ha conducido el Presidente Lopez Obrador.

Cambios, dijo otro político, exigen cambios.  Ya nos saquearon, dijo el mismo político de ingrata memoria… No nos volverán a saquear!  y sin embargo, siguieron saqueando nuestro patrimonio colectivo que no se mide solo en lo que nos robaron. También en la confianza que pervirtieron.

Estamos conscientes que  en un nivel generalizado y explícito, la corrupción está siendo desterrada, en los niveles superiores del gobierno.  Que se están sentando bases para impedir se siga realizando.  Una de ellas, la mejor que le reconozco y aprecio al Presidente Lopez Obrador, es la austeridad.  Cuidando la bolsa, se eliminan tentaciones.. ya lo dijo la biblia…¨en el arca abierta, hasta el más justo peca¨.

Debemos avanzar en esa categoría moral. La que una persona admite y acepta como base de su conducta personal y social. Debemos amarrar las manos a los que están y más a los que siguen.

Si los políticos en campaña, nos han engañado, y sobre engaños les confiamos el voto, hora es de normar en la ley que no vuelvan a engañarnos.  No es una fantasía, ni una utopía. La ley, debe establecer que si un político engaña al elector, en campaña, después de la campaña y cuando es gobierno, en cualquiera de sus tres poderes, debe ser castigado.  Debe ser despojado de la investidura que el voto popular le dio y debe rendir cuentas en la justicia.

Corrupción, me dijo un día, un maestro, no solo es robarse el dinero ajeno.. es, desde faltar a la palabra comprometida… hacer que hacemos y no hacemos….proponer ideas y valores que no practicamos… Y si ya fuimos capaces de sacar del gobierno a los que nos robaron, a los que con todo lujo de claridad hemos llamado corruptos, tiempo es de prevenir que no se vuelva a repetir ni condiciones, ni vacíos legales, ni comportamientos para que, años después otro Lopez Obrador nos vuelva a convocar para correr del poder público a los corruptos.

Castigo para quien mienta….  castigo para quien no cumpla lo ofrecido…. castigo para quien le falte el respeto al poder soberano de la gente…castigo para quien se burle de su confianza.

Castigo, castigos, porque la corrupción, así sea solo en el posible pensamiento y en la probable acción, no puede ser admitida, ni como elemento de conversación.

Muchos políticos fueron y vinieron sobre la base de que no ofrecían falsas promesas, sobre la base de que ellos o ellas si cumplirían… y ya ve… muchos años, mas de 100, y no pasó nada..

Tiempo es de corregirnos como sociedad, en el pensamiento, la palabra, la obra y también la omisión, porque dejar hacer, dejar pasar, también es forma de corrupción.

Y ya entrados en la 4a. transformación, digo yo… vamos más pa´delante.