La figura del Maestro, es una de las más importantes y antiguas del mundo, desde la enseñanza de los ancianos guías y maestros de la antiquísima Sumeria, hasta los tiempos modernos, los Maestros han contribuido sus estudios y descubrimientos a sus pupilos, generando con esto la evolución de la humanidad para conformar las sociedades que hoy habitamos el mundo.

Queridos, respetados y algunos temidos, así son los Maestros, a quienes por afecto les decimos «profes», en ellos confiamos la educación escolar de nuestros hijos, así como nuestros padres confiaron en ellos. Sabemos que son figura importantísima de la estructura social de los países que invierten gran parte de su presupuesto en la educación; pues la educación escolar es la principal herramienta para poder cumplir objetivos.

Muchas veces los vemos marchar y lo hacen por generar mejores condiciones educativas y laborales, ellos son ejemplo a seguir, pues nunca se rinden, siempre al pie de cañón, puestos a retirar el velo de la ignorancia de sus alumnos en todo momento.

Sabemos que ahí están, sabemos que su trabajo es crucial, sabemos que siempre recibiremos un buen consejo, lleno de sabiduría y experiencia y nunca darán un consejo que valla contra su ética y fonación, los Maestros tienen como principal objetivo encausar a sus alumnos y formar ciudadanos cívicos para el beneficio de nuestro país.

Pero los Maestros son humanos como nosotros, casi siempre olvidamos que ellos tiene familia, hijos y compromisos personales como nosotros. Creemos que por el salario que devengan están obligados a no atender sus asuntos personales y les exigimos mas; aún así, ellos siempre dan ese más.

Deben llegar antes del toque y deben salir después del toque, en recreo no desayunan, nos cuidan y no nos damos cuenta, pero muchos de ellos van más allá, muchos se quitan en pan por darlo a algún alumno que va sin algo que comer, muchos compran útiles para sus hijos y para aquel alumno que por pobreza no lleva material a sus clases, muchos incluso hacen labor de padre o madre de aquellos alumnos que están lejos o no son atendidos por sus padres.

Por eso y más, queremos extender en primera instancia nuestro agradecimiento a los Maestros, en segunda instancia, pero no menos importante, nuestra felicitación hoy en su día.

Gracias por enseñarnos a leer, escribir y hacer cuentas, pero sobre todo, gracias a todas y todos ellos por tomar el servicio a la educación, México se los agradece infinitamente.

¡Muchas felicidades Profes!