El pueblo que tiene por guardia una piedra, la piedra que llaman gigante la testa, es noble y hermoso girón de la sierra, que el sol para verle se viste de fiesta.
Su cielo a menudo se viste de encaje, que al son de los vientos recorre los campos, las calles, los cerros, y al verde follaje que en tiempos de invierno le adorna con copos.
Los bronces del templo con timbres canoros, congregan al pueblo que acude a la misa, y son sus tañidos gorjeos tan sonoros que pienso que un ángel cedioles su risa.
Mujeres tan bellas no vi en otro suelo; con bocas de grana y ojazos morunos, de tez piñonada, áureo el cabello
que tienen el suave frescor del terruño.
A ver sus jardines copados de flores,, al ver sus corrientes morir en cascadas y bellos insectos que buscan las flores… Se sueña despierto… se sueña con hadas.
Así es mi Tlatlauqui, giron de la sierra; el pueblo que tiene por guardia una testa, la testa que forma gigante una piedra
y que el sol para verle se viste de fiesta.
Autor: Profesor Rosendo Lara Guzmán