El juicio es irresponsable, irreverente y sobretodo injusto.  A todos los males de la sociedad actual, a todas las omisiones de la comunidad global, a todo desánimo generacional, corresponde un modelo de maestro que no embona, que no funciona, que solo retrasa, confunde, distorsiona.

Así piensa una parte  del colectivo social sobre el desempeño de profesores y profesoras.  Yo creo que quienes piensan así, solo lo hacen por lavar sus culpas propias y justificar sus olvidos.

En cierta forma, algo de verdad hay, porque la misión de los profesionales de la educación y la docencia, es tal, que está en el centro de todo el esfuerzo de la sociedad, para bien y para mal.

Pero, también hay que ser verídicos,  la función se le adjudica en forma clara, tajante, pero no se consideran ni el contexto social general, ni la falta de aliados e instrumental que condiciona, retrasa o destruye la labor de los profes.

Veámoslo con claridad.   Los padres de familia, ya no son aliados del quehacer de los profesores y profesoras.  La mayoría piensa que su obligación con la educación de sus hijos, comienza y termina con llevarlos al edificio escolar y  “defenderlos”  de los malo tratos que, por supuesto, siempre estarán a cargo de los profesores y profesoras. Un maestro si le habla al alumno con voz alta, casi siempre será reportado y carrera el riesgo de castigos o perdida de su trabajo.

Las autoridades de todos niveles, piensan en sanciones y amenazas.   Para elevar la calidad de la educación, solo se ve, a los profesores y profesoras como obstáculo, consciente o inconsciente. Ninguna autoridad ni representante popular, le dedica un mínimo de tiempo al estudio y evaluación de la situación personal de esos humanos que todos los días toman el hábito del docente y alimentados o no, trasladados en poco o mucho tiempo, presionados por el salario insuficiente, sin casa propia, y ahora, con una “evaluación” que vencer.

Es  más fácil para los gobiernos pensar en destinar el presupuesto para comprar de instrumentos o construcción, por vierto artificialmente elevadas en costos, de la infraestructura escolar, que pactar incrementos sustanciales en el salario magisterial, o disponer los recursos suficientes para que los docentes puedan de hacerse, vía crédito, de una pequeña casa, un vehículo normalmente de segunda mano porque, los que dirigen la educación en este país, no piensan en que el recurso mas importante para el éxito educativo, es el maestro, pero en sentido positivo.  Solo lo hacen en sentido negativo, para justificar lo errático de la política educativa, los sin sentidos que la conducen y bueno, alguien tiene que cargar los malos resultados de la educación que reciben nuestros hijos.

Si cada peso que se dedica a la publicidad pagada en la televisión, el radio o la prensa, sobre los planes educativos, si cada peso mal invertido en infraestructura, porque, no se, pero todo lo que se construye en el gobierno, siempre cuesta el triple, si cada peso que se da a los grupos de “asesores” que por supuesto ganan el triple de un profesor frente a grupo, si cada peso de esos, se invirtieran en el capital humano que representa el magisterio, estoy seguro que habría una recuperación real y sostenida de los indicadores educativos.

Todo, en el esfuerzo educativo, es prioritario, importante y urgente, menos las condiciones de vida de los humanos que se dedican al magisterio. Por eso, los planes, los modelos, no operan ni incrementan calidad en el servicio educativo.

Y así seguiremos, porque, quienes dirigen la educación, en los más altos puestos de decisión, son todo, menos profesores de campo.

Pero, en fin, reconocer condiciones negativas, solo agiganta la contribución del magisterio, que, pese a todo, insiste en apoyar a los chavos de este país a construir los aprendizajes que necesitan para disponer de las condiciones necesarias, oportunas y suficientes para poder arribar al éxito y conseguir las metas individuales.

Por eso, y por diez mil circunstancias reales en las cuales se excluye, se elude, o se ignora a los maestros y maestras de México, vale la pena recordarles que, habemos paisanos que reconocemos su compromiso, su esfuerzo y los sacrificios que realizan todos los días, para ir a sus aulas y, con o sin apoyos, continuar el camino hacia la emancipación de cada uno y sus familias.

Y ya en la tradición de la ingratitud y la indolencia, pues entregamos a nuestros maestros y maestras de México, su manzana que, cada día del maestro, solo cada día 15 de mayo, una vez al año, les damos como regalo a nuestros profes y profas.

Ahh que miseria humana.  No obstante, aunque sea, un GRACIAS MAESTROS, nos revela en la verdad de la vida diaria.