Alguna vez preguntaron a un líder mexicano, las razones por las cuales,  las mexicanas, los mexicanos, insisten en el nacionalismo, frente a un mundo GLOBALIZADO, tan irrespetuoso de los nacionalismos.

El nacionalismo, considerado como el conjunto de valores propios, que son los mismos que el pueblo mexicano ha utilizado para construir a nuestra nación, constituye una fuerza que promueve una actitud de identidad y unidad nacional.

A México le ha servido de estrategia, acciones y metas que defienden su territorio, su comunidad y  le conceden un lugar respetable entre todas las naciones.

El nacionalismo debe ser ahora, reconstruido, reforzado y potencializado, porque desde hace unos meses,  las grandes naciones se refugian en el PROTECCIONISMO, regresan al viejo camino que les dio fuerza, dinero, poder y dominio.

El perfil del nuevo gobierno norteamericano es claramente proteccionista.  La decisión inglesa de salir de la Unión Europea, es claramente proteccionista. Dos gigantes, dos nuevos ejemplos de un nuevo viraje del mundo.   

A lo mejor a ellos, la GLOBALIZACION, de la que ellos mismos fueron creadores en todo el mundo, ya no les reditúa beneficios suficientes.  Los dos países creen que esta globalización les ha costado a ellos:  disminución de empleos, disminución de oportunidades de vida para sus ciudadanos y el traslado de enormes ganancias y beneficios a otras naciones mas pequeñas, para quienes esta política de la aldea global ha servido.

No quieren, según su dicho, seguir financiando a otros a costa de la falta de oportunidades y condiciones de bienestar adentro de sus fronteras y en contra de sus ciudadanos que, les exigen ahora cambios internos en el diseño de las políticas públicas.

Pero esas dos naciones tampoco saben como hacerlo, sus incertidumbres se exportan a los demás países y sus efectos son demoledores.  En México ya lo estamos viviendo.

Tampoco nosotros sabemos para donde van.  Lo único que sabemos es que nos afectan y nos podrán afectar mas.

Pero si ellos se vuelven proteccionistas, nosotros también.

Es momento de que todas nuestros pensamientos y conductas también los devolvamos  a nosotros mismos, que dejemos de pensar en el resto del mundo como esa casa que ellos quisieron hacernos creer era nuestra.

Es hora de hacer de nuestro nacionalismo una nueva versión contemporánea que nos defienda de los nuevos ataques a nuestra dignidad, a nuestra unidad y a nuestra eficiencia, ataques que para los líderes políticos de esas naciones, justifican su regreso al pasado.