Hace unos 90 millones de años, lo que hoy conocemos como la Sierra Nororiental de Puebla no era una zona de montañas, bosques y neblina. En esa época, durante el Cretácico tardío, esta región estaba bajo el mar. Era un ambiente marino, posiblemente parte de una costa o de un mar poco profundo que se extendía hacia el interior del continente desde lo que hoy es el Golfo de México.

Sabemos esto porque en lugares como Huehuetla se han encontrado fósiles marinos: peces óseos, conchas y restos de reptiles marinos como los mosasaurios, que eran grandes depredadores parecidos a cocodrilos, pero adaptados a la vida en el océano. Estos fósiles nos dicen que en lugar de cerros y cafetales, aquí había agua salada y vida marina abundante.

Con el paso de millones de años, todo cambió. El fondo del mar se fue levantando por el movimiento de las placas tectónicas, y con el tiempo se formó la sierra que hoy conocemos. Así que cuando caminamos por los caminos de tierra y entre los árboles de niebla, en realidad estamos pisando lo que alguna vez fue el fondo del océano.