La mordedura de una araña violinista no es cosa menor. Aunque muchas veces pasa desapercibida en un inicio, puede convertirse en un problema serio si no se atiende a tiempo. Esta araña, pequeña y de hábitos nocturnos, suele esconderse en lugares oscuros y poco utilizados del hogar, como detrás de muebles, dentro de cajones o entre la ropa guardada.

Cuando muerde, no siempre se siente dolor de inmediato, pero con el paso de las horas puede aparecer enrojecimiento, hinchazón, ardor y, en casos graves, una llaga que empieza a crecer y daña el tejido. En situaciones más complicadas, incluso puede afectar órganos internos, causar fiebre y otros síntomas peligrosos.

Si sospechas que te mordió una de estas arañas, lo primero es no entrar en pánico. Lava la zona con agua y jabón, aplica hielo para reducir la inflamación y, lo más importante, acude a un médico lo antes posible. No uses pomadas caseras ni intentes drenar la herida por tu cuenta.

La atención médica oportuna marca la diferencia. En muchos casos, el tratamiento puede evitar que el daño avance y, si es necesario, te darán medicamentos o incluso un antídoto. No subestimes una mordedura: entre más rápido actúes, mejores serán las posibilidades de recuperación.