Si bien es cierto, los libros de texto y la historia nos han dejado claro lo acontecido hace 155 años, cuando el General Ignacio Zaragoza, luego de haber derribado al ejército francés en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, en Puebla Capital, dijo a los cuatro vientos: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”.
La batalla que en su momento nos llenó de gloria y que posterior la verdadera guerra sería perdida por el ejército mexicano, es una de las más recordadas no solo en la historia de México si no, población de Estados Unidos de Norteamérica y no exclusivamente por la población mexicana que actualmente habita en territorio “gringo”, si no en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Houston o Nueva York, las autoridades locales promueven grandes celebraciones que incluyen desfiles en honor a esta emblemática fecha.
155 años nos separan de lo que realmente pasó aquél 5 de mayo de 1862, mucho se dice sobre si fueron los zacapoaxtlas, xochiapulcas o los de Tetela de Ocampo, pero a considerar por nosotros, los verdaderos héroes fueron todos los que tuvieron el valor y el coraje de levantarse en armas y apoyar a un gobierno que los alentó a luchar en nombre de su país, a pelear por su patria y a defender lo mucho o poco que poseían, todos aquellos hombres que aún ni siquiera ser reconocidos en los libros o en la misma historia, dieron todo en aquel campo de batalla que hoy en día es uno de los atractivos turísticos más significativos de la Ciudad de Puebla.
¿El resultado? Una batalla ganada, muchas guerras perdidas, muchas otras en transición y algunas que se avecinan, un país orgulloso de una batalla que se ganó hace años sin darse de cuenta de las que hoy en día vivimos, de las que generamos día a día, olvidando que compartimos el mismo espacio, el mismo aire y por su puesto el mismo fin.
Cada pasaje de nuestra historia como país las seguiremos transmitiendo a las futuras generaciones o leyendo en los libros, dando valor a los héroes que en su momento nos dieron libertad, y no solo a los de renombre, sino aquella “gente común, gente normal” que un día decidió luchar por lo que creía que era suyo y que sin duda, dieron hasta el último aliento por demostrarlo.




