Morena como partido político ha creado en los últimos 2 años una gran expectativa, la más difícil, hoy en día de crear, la más difícil hoy de creer y por supuesto la más difícil de comprobar.

Morena se ha  postulado como una alternativa diferente, en el muy reducido menú de elección para los mexicanos.

Pero su diferencia, a pesar de sus explícitas intenciones se estrella tarde o temprano en la naturaleza humana.

Don Guillermo Jiménez Morales, acuñó una frase para la practica política de los mexicanos que bien se puede utilizar para antes de la elección como después.  Dice Don Guillermo, “ni modo, con estas mulas tenemos que arar” y no desprecia ni menosprecia al ciudadano.  A mi juicio lo reconoce en su total plenitud: polivalente, escurridizo, convenenciero.  No es para menos, al ciudadano le toca elegir quienes lo representarán y quienes le gobernarán y eso no es cuestión solo de principios ideológicos, que ahora ya ni se utilizan.  Mas bien es cosa de “intereses”.

En política quienes se meten, siempre irán con la intención de maximizar ganancias o de minimizar costos para su vida cotidiana. Ninguno va por nada.

Y por eso, sus adhesiones a un partido político ahora, ya no son para siempre. Esta es la principal lección de estos últimos años y por lo mismo los partido ahora, tienen que aprender a crear, cada día, cada elección, expectativas diferentes, aun contra su propia tradición y a veces aún contra sus propios grupos corporativos originales, lo peor es que lo tiene que hacer en la vida practica, sobre la marcha y eso no es fácil, ni crearlo, menos hacerlo creer, mucho menos lograr el triunfo electoral

La política mexicana por eso se ha hecho más pragmática, más inédita, más “polivalente, escurridiza, convenciera” como dije hace unos párrafos.

Los partidos se unen, forman alianzas o coaliciones y a ninguno le da pena, ni siente remordimientos aun cuando a veces, tienen que contradecir sus propias ideas. Unos lo hacen para aumentar posibilidades de ganar otros simplemente para sobrevivir.

Sobre MORENA, pende la expectativa de la victoria en las próximas elecciones presidenciales, lo cual no incluye a todos los miles de puestos que habrán de elegirse el primer domingo del próximo junio en el ya tan anticipado año 2018.

Las encuestas de ahora, sugieren esa idea. Los comerciales de hasta ahora, así lo promueven. Las expectativas de ahora, lo presumen.  Pero, lamentablemente, en un mundo polivalente, escurridizo, convenenciero,  ninguna de esas perspectivas es, por lo mismo, segura.

Rafael Moreno Valle, la revelación real, para lograr  un nuevo liderazgo nacional, construye una macroalianza entre partidos, una macro coalición, un modelo que conoce perfectamente en su versión exitosa porque a El le hizo gobernador de Puebla.  Pero contrario a lo que piensan algunos, la promueve para ganar la presidencia de la república y para renovar la practica política y las formas de gobernar.  Se equivoca quien piense que lo busca solo para que no gane el candidato de MORENA, que por cierto no ganará la presidencia de la República.

Moreno Valle teje finamente una jugada de varias bandas, como en el billar.  Ganar la presidencia de la república exige ganarle primero al PRI y luego a los demás y ahí sí, me atrevería a poner en segundo lugar a MORENA. Su propuesta es hasta ahora, la más inteligente para renovar los métodos de gobernar con los mexicanos no simplemente para sacar al PRI de la Presidencia Nacional. Experiencia que solo ha tenido en la historia mexicana, casualmente el partido de Moreno Valle, aun cuando algunos de sus líderes más conservadores se les está olvidando, esa capacidad que ya alguna vez tuvieron en sus manos, aunque los viejos panistas, la desperdiciaron.

Moreno Valle sabe bien, que debe vencer esas resistencias internas en su PAN, pero sabe mejor, que debe lograr el respaldo directo de los electores,  pasar por encima de los membretes, de las organizaciones formales de los partidos, que intermedian todo tipo de ganancias.  La macroalianza entonces sería suficiente para derrotar al PRI primero y luego a Morena y a todos.

A veces pienso que el PAN le negará la fuerza de la vieja militancia, pero el factor triunfo, dentro del PAN está en la nueva militancia y sobre todo en un grupo plural (priistas, perredistas, morenistas, pietistas, etc.) que, como en Puebla, integró una macro alianza por encima de los membretes oficiales de los partidos y ganó.

No me sorprendería nada, que también consolidara una auténtica candidatura independiente.  A esta hora, Moreno Valle tiene ya, las “canicas” suficientes para estar en la boleta electoral presidencial del próximo año.

La fuerza de Moreno Valle está en representar y promover los intereses de una PLURALIDAD, la misma que es la característica más firme y definida en los grupos de electores que integran el mercado electoral nacional.  Su diferencia con Andrés Manuel, está muy clara, mientras Moreno Valle forma un frente plural para todas las ideas y necesidades, el Peje solo las quiere para El y para su partido y en su partido con toda la novedad que conlleva, no caben, no cabrán todas las formas de pensar.

Y es que en su propia expectativa de triunfo, MORENA trae su propio castigo.  Ha crecido, en el enojo social, ha crecido en un periodo en el cual los demás partidos no se han movido, ha propuesto solo, cuando los demás han callado y no le quito, no soy quien, ninguna posibilidad, pero no puedo creer en que eso se mantendrá hasta las elecciones. También le ayuda la publicidad de sus socios empresariales, que por cierto, invierten, con las mismas intenciones que han invertido tanto en el PRI, como en el PAN. Las encuestas no siempre nos informan la verdad de los electores, a veces solo la verdad de los patrocinadores.

Creo más auténtico el movimiento de MORENO VALLE, darle a la pluralidad, la oportunidad de crear un GOBIERNO DE COALICIÓN y una nueva posibilidad de eficiencia para más grupos de mexicanos.