Gerardo Fernández Noroña, quien se presenta como un firme defensor del pueblo y crítico de las élites, ha sido objeto de críticas por las contradicciones entre su discurso y sus acciones. A pesar de promover la austeridad y la lucha contra las desigualdades, ha sido captado viajando en primera clase, algo que va en contra de su constante retórica de rechazo a los privilegios de las clases altas. Además, ha sido visto en restaurantes de lujo y tiendas departamentales exclusivas, lo que alimenta la percepción de que, a pesar de su postura pública, disfruta de los mismos beneficios que tanto critica.
Estas acciones han generado acusaciones de hipocresía, pues muchos consideran que, en lugar de practicar la austeridad y la solidaridad con los más desfavorecidos, Fernández Noroña parece beneficiarse de los mismos lujos que señala como parte del problema. Esta contradicción entre lo que predica y lo que practica ha dejado a muchos cuestionando su autenticidad como líder político, y aunque su estilo combativo le ha ganado seguidores, también lo ha convertido en un personaje controversial dentro de la política mexicana.




