32 maravillosos estados componemos la República Mexicana. República a la que, los que la habitamos, y el mundo, conocemos como México, el cual llevamos siempre en la mente, tatuado en el corazón y circulando por nuestras venas.

Uno de esos 32 estados, es la tierra del camote, de la fe, de historia prehispánica y colonial, es la tierra del mole, del tlayoyo, del tamal y la garnacha, de los escamoles y el molito de caderas, tierra de la manzana y el café, de la industria y las artes, de las artesanías, licores y vinitos, de las carnes ahumadas y los chiles en nogada, tierra de los quesos y el chicharrón prensado, de los pueblos mágicos y las ciudades modernas, tierra del aguardiente, pulque y yolixpa, tierra donde combinan la vestimenta de manta, el sombrero de mimbre, la canasta de vara y el huarache de cuero, tierra del maíz y del aguacate, del ganado y la fauna salvaje, tierra de montes, montañas y valles, del frío y del calor, de lo húmedo y lo seco, tierra del sabino y el encino, de la tuberosa y la jacaranda, de los ríos y los lagos, tierra de ranchos, haciendas y comunidades, esta fue, es y será la tierra de los totonacas, chichimecas, toltecas, olmecas y mexicas.

Esto es mi Puebla, tatuada en el corazón, justo al lado de México, orgulloso de nuestro magno pasado prehispánico, aquí fue sede de grandes culturas, las cuales, al día de hoy, no dejan de causar asombro a poblanos y turistas, fuimos cuna de la época colonial, nuestra magnifica capital es fiel testigo y ejemplo de ello.

En cada rincón poblano se puede apreciar el amor a la tierra y lo que ella nos ofrece por ser sus hijos, aquí encuentras calidez, calidad, comodidad y descanso, pero sobre todo, encontrarás la característica sonrisa poblana.

Ser Mexicano es un orgullo, ser poblano, una bendición.