Tlatlauquitepec es un pueblito como muchos, con crónica y tradiciones, mismas que se han forjado por quienes lo han habitado con el paso del tiempo; historias como la de la Sra. Josefina Lino Moreno, conocida con afecto en este pueblito como «Doña Jose» y de su esposo, el Sr. Gerónimo Ramírez Leal, o «Don Gero», son las que nutren a Tlatlauquitepec de una innumerable cantidad de sucesos que han ocurrido a personajes, familias y sociedad.

Doña Jose inició con su tiendita allá por 1970, en lo que era, para aquellos años, las orillas del pueblo, nos comparte que le tocó atestiguar la construcción de edificios que al día de hoy siguen en funciones, tales como la Secundaria Rafael Molina Betancourt y la Preparatoria, sí, la Prepa Lobos que todos conocemos.

Recuerda con cariño a quienes formaron parte de las primeras generaciones de esta última, narra con añoranza los tiempos en que los alumnos iban por su torta, que para aquel entonces, la más solicitada era la de huevo con longaniza, misma que le cedió el paso, a través de los años, a la de pierna, nunca dejando atrás las de milanesa y jamón, rememora como los alumnos aprovechaban el recreo para distraerse y echarle un quinto a la rocola, la que tocaba los éxitos del momento y una que otra de amor y desamores.

Doña Jose y Don Gero, como todas las familias, han pasado por buenas y no tan buenas, los años de trabajo causaron estragos en Don Gero, motivo por el cual su esposa tuvo que verse en la situación apremiante de estar con él, lo que dio paso a que su hija, la Mtra. Socorro Ramírez Lino, tomara las riendas del negocio, dando paso así a la segunda generación de la ya famosa tiendita, al tiempo, los fundadores retomaron el negocio y fueron inculcando el valor del trabajo a la tercera generación, las nietas.

Por un tiempo y por motivos ajenos a la voluntad de Doña Jose, el negocio tuvo que parar, para fortuna de los asiduos clientes, tanto recientes, como antiguos, las famosas tortas de Doña Jose están de regreso y para beneplácito de los mismos, es justamente ella, quien tras cincuenta años de trabajo, continúa preparando las deliciosas tortas y transmitirá su sazón a la ya cuarta generación.

Si Usted por alguna extraña razón es tlatlauquense y aún no las prueba, basta con ir a la Prepa Lobos y justo enfrente de la malla ciclónica está este antiguo negocio de Tlatlauquitepec, el mismo que ha sido testigo por medio siglo del avance del pueblo y el que sin duda, convirtió sus tortas a la plancha en un recuerdo de aquellos años de juventud de quienes han construido el actual Tlatlauquitepec.

Probarlas es algo que un tlatlauquense tiene que hacer…

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