En Puebla, el 41.4 por ciento de las personas que tienen empleo vive atrapado en horarios extenuantes, sueldos que no alcanzan y trabajos sin ninguna prestación. Para millones, la jornada comienza con la duda de si ese ingreso será suficiente para sostener el día, porque incluso quienes laboran de tiempo completo no logran salir de la precariedad.

Esta situación afecta directamente a familias enteras que dependen de empleos inestables, sin seguridad social ni garantías básicas. En un estado donde la informalidad también domina, la realidad laboral se ha convertido en una lucha diaria por sobrevivir más que por progresar, dejando claro que tener trabajo ya no significa tener estabilidad.