No es un juego, ni solo una acción caritativa de rescatar viejos, sucios y olvidados vagones del ferrocarril que alguna vez visitó Teziutlán y al que reconocimos en importancia, solo cuando, por necesidades del mercado, lo quitaron.

Lo tuvimos, muchos ni lo disfrutamos, lo perdimos, muchos ni lo defendimos. Ahora no debemos dejar más oportunidad al remordimiento de conciencia.

El tren, para Teziutlán y para algunos teziutecos representa un emblema de viejas glorias, que, también sin darnos cuenta y sin hacer nada para evitarlo se han ido de este asentamiento poblacional que no de sus habitantes.

El tren es un símbolo que no debemos seguir dejando a la pátina del tiempo y lo que es peor, a la condena del olvido.

Celebro y admiro a quienes un día defendieron no se llevaran los pocos vestigios materiales que de ese viejo tren quedaban aquí, y con no se que artes, llevaron una máquina de vapor a la calle Hidalgo. Esta máquina tuvo suerte, de vez en cuando medio la limpiaban, en los últimos años, la han pintado y limpiado sistemáticamente y hasta poquitos le pusieron.

Que bien que una autoridad municipal entienda que si el el tren, el viejo tren, es un símbolo para algunos teziutecos – no todos, lamentablemente – ahora decida, sacar de las miserias del olvido, unos vagones, para completar el recuerdo, que no la evocación efímera y que se haya decidido, con energía y entusiasmo, para hacer de ese tren, un símbolo para todos, al exponerlo a los cuatro vientos y disponerlo para que todos, podamos subirnos y disfrutarlos, como muchos no lo hicieron cuando iba y venia por allá entre los bosques, que por cierto, también ya no existen.

Que bueno, que el presidente municipal Antonio Vázquez al sacar a los vagones de ese rincón de olvido, promueva que los abuelos y padres, podamos compartir con nuestros hijos ese patrimonio que, dará a ellos, nuevas razones para entender lo que significa SER TEZIUTECO.

Y es que el SER TEZIUTECO,se nutre de principios y valores, pero también de símbolos que integran una cultura propia, de honor y gloria, que tenemos que preservar, en especial en un mundo en el cual, la marca de vestidos y calzones son un motivo de presunción y valor social, enmedio de una sociedad que prefiere las malas palabras y razones, el escándalo y la violencia para informarse, que no comunicarse, menos entenderse y en una comunidad mundial, para la cual, lo efímero, lo frugal, lo fugaz son ahora valores, de los cuales hay que deshacerse, no sea que nos vayan a convertir en adictos a algo que por si solo debe perdurar.

Ese tren, ya ve usted, es más que un conjunto de fierros, que ahora ya no van a estar olvidados, convivirán diariamente cada vez que vayamos “pa’arriba” o “pa’bajo” como decimos los teziutecos, y a lo mejor, testigos de hechos de amor y felicidad que nos unan e identifiquen más.

Vaya, cuanto valor tiene ese tren que ahora, será nuestro, por fin, nuestro, de los teziutecos y no de la soberbia y la miseria humana que los tenía olvidados en el patio de una vieja estación de ferrocarril, a la que por cierto, se transformará en el primer museo de la cultura de SER TEZIUTECO.

Que bien que ese tren, sea ahora de todos los teziutecos y no solo de unos cuantos.

pd.- Para los que piensan que Toño Vázquez es un hombre solo de fuerzas y necedades, esta decisión nos permite conocerle otras dimensiones humanas, pero sobre todo teziutecas.