La violencia, entre los humanos no es camino útil ni fértil.

Sin embargo todos los días alguien, en algún lugar, de pensamiento, palabra, obra y omisión, la realizan.

La diferencia de género es quizá la mayor inteligencia en la creación de la calidad humana. Armoniza y potencializa la inevitable unidad de la mujer y el hombre en la cual, esa diferencia la hace complemento de optimismo y esperanza.

Qué difícil es recordar este valor cuando nuestra debilidad e impotencia en la batalla diaria por sobrevivir, nos refugia en la desesperación, la incredulidad y la desconfianza.

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Casi imposible no reconocerla cuando los valores y el respeto se hacen a un lado y confirman que el hombre es el lobo del hombre.

No hay razones que justifiquen la violencia humana y menos contra las mujeres.

El desamor, el menosprecio, el ignorarlas, el maltrato son formas de violencia que terminan, muchas veces, en la separación, el odio, el deseo de venganza, hasta la tortura y los feminicidios.

Hablar de ello es necesario para tomar conciencia para eliminarlo.

En el día internacional de la lucha contra la violencia contra las mujeres es necesario ir más allá y reconocer nuevas formas de violencia colectiva que también la expresan.

Están en la falsedad de las promesas incumplidas por el gobierno y la sociedad, cuando niegan negamos el respaldo real a mujeres que, siendo padre y madre a la vez, solo buscan oportunidad de un empleo para dar de comer a sus hijos y sacarlos de la pobreza.

Están en los pastores y sacerdotes que se niegan a administrarles los sacramentos porque son madres solteras.

Subsisten en aquellos que piensan que la única posibilidad de una mujer es el petate o el metate.

Es cierto, junto a un gran hombre, siempre hay una gran mujer, pero no siempre, junto a una mujer hay un hombre, a pesar de dedicarles sentidas canciones y poemas de amor.

Finalmente, en este día, tendríamos que recordar algo que mi madre, una humilde mujer, mi padre y mi madre al mismo tiempo, para entender el valor y la necesidad de las mujeres me dijo: Cuando te quieras portar mal con una mujer, recuerda que tu madre es mujer, que tu esposa es mujer y que si Dios te quiere mucho, te dará una hija mujer y que con ninguna de ellas, te gustaría se portaran mal, como tu podrías haberte portado.

Y lo recuerdo y muy bien, todos los días.

Hoy el debate está entre el derecho a la presunción de inocencia y la persecución pública.