Muchos pensamos que las elecciones deberían ser mañana. Ya no aguantamos más!

Muchos candidatos de todos los partidos han sido asesinados, otros secuestrados, la mayoría amenazados.

Muchos cambios de candidatos realiza el INE federal o estatal, mas de 700 en Puebla.

En algún otro estado todos los candidatos de un partido renunciaron, en otros muchos han pedido su substitución de las candidaturas.

La verdad que estas elecciones son sangrientas, quizá las más sangrientas de nuestra historia reciente. ¿Vale la pena que así sean?

Elegir nuevas autoridades y nuevos representantes populares siempre ha tenido un costo, pero hasta ahora había sido solo el monetario y el de la desilusión. A la elección del 2018, habría que medir sus costos, mas allá del dinero que los mexicanos gastamos para organizar los comicios. Muertes, amenazas, secuestros, inseguridad para los mismos candidatos, sería el precio adicional de las elecciones de este año.

En esta circunstancia, muchos electores, estoy seguro, no irán a las urnas. Miedo o precaución serán los referentes para participar en esta ocasión.

El panorama esta lleno de datos y condiciones, relativas, todas, a la inseguridad. Los periódicos de estos días, han incrementado sus espacios para las “notas rojas”, que se refieren a este tema con todas sus variantes y conexiones. Analice usted, con detalle, que de los contenidos informativos de periódicos, noticieros radiofónicos, televisivos o de internet, el mayor espacio se refiere a las informaciones policiacas.

El costo y los riesgos de esta elección ya están por encima de las estadísticas oficiales de otras elecciones. Esperar más días, significa que se incrementarán más.

Por otro lado, en casi todas las intervenciones de los candidatos de todos los partidos, el tema prioritario es la inseguridad. Ninguno puede tapar el sol con su dedo. Pero lo importante no es el tema, es la actitud, todos llaman, de alguna manera, a cambiar, con su voto, esta circunstancia. Pero lamentablemente la inseguridad no se acabará con los votos.

Adicionalmente, al esfuerzo por ganar, los candidatos llaman, directa o indirectamente a una especie de sublevación, engendran odio con sus discursos y promueven discordia con sus personales maneras de ver la situación de nuestro país.

En verdad, de manera explícita o no, pero en la mente de la mayoría de los electores, la idea de que ya pasen las elecciones es urgente y en otros cuantos, indispensable.

La paz, la armonía y sobre todo la concordia se han quebrantado en medida tal que, los debemos preguntarnos si valen la pena.

Lástima que a la democracia débil de nuestro país, le maniatemos, le amordacemos y ahuyentemos con esas viejas prácticas de imponer ideas, objetivos y personas a base de balas y pistolas o de amenazas y chantajes.

Esperar al primer domingo de julio, requiere paciencia y cuidados y en especial, muchos cuidados. Antes decíamos, requiere pensar, razonar y calcular nuestro voto. Ahora estamos más ocupados en otros temas, si no los atendemos no habrá necesidad de pensar en votar.

La sociedad nacional es rehén de estas verdades sociales y de las estrategias del miedo y el pánico con las cuales, los políticos en campaña lucran, engañan y manipulan. Urge, en mi pensamiento, acabar con este periodo que antes se decía era una fiesta cívica, pero urge más, poner remedio total a los fenómenos de violencia e inseguridad, que, con elección o sin elección, no debemos tolerar.