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La fecha de muertos llegó, la muerte del limbo salió y con guadaña filosa a la sierra nororiente se dirigió, Zaragoza fue lo primero que observó.

Rápido se percató que de verde en las elecciones se pintó, eso llamó mucho su atención, por la carretera federal entró y un alma en el Oxxo se llevó.

Directo a la presidencia se fue, pues quiso saber quién es, el que sacó al PRI del poder, era algo que no podía creer, por sí misma lo tuvo que ver.

A Tobías dando audiencias encontró, la malora no se registró, la libreta no encontró, eso la enfureció y la puerta de la oficina con un fuerte soplido abrió.

Al verla corrieron los presentes, tuvieron mucha suerte, pues al no haber recibido muebles, ninguno sufrió accidentes, en la huida a la muerte.

Sólo Tobías quedó, la silla rota se atoró, por eso ni tiempo le dio, de salir al paso veloz, de otra no le quedó y un trago de saliva pasó.

Así que tú eres del verde, dijo la muerte sonriente, ya quería conocerte y saber quién fue el valiente, que se animó a retar al expresidente.

Tobías asustado la miraba, nomás oía que la huesuda alegaba, mientras también recordaba, que la quincena se llegaba y no había pesos en la caja y los ojos del filo de guadaña no quitaba.

Ahora dime, preguntó con voz áspera la muerte, ¿como nos arreglamos?, para no llevarte el 2 de noviembre, me causa incertidumbre si te dejaron mi talonario, ¿o también se lo llevaron?

Con la boca seca y voz temblorosa, Tobías sacaba una bolsa, en su interior contenía un cheque, que entrego sin dudarlo a la Santa Muerte.

La muerte más palideció, pues mucho coraje le dio, ver la cifra asentada, en el cheque que Tobías le entregaba, los huesos le tronaban y la guadaña hacia él inclinaba.

¿120 pesos crees que valgo yo?, ¿acaso no te queda claro quién soy?, Por irrespetuoso te irás desde hoy al panteón, en posición de sicaria se colocó, el cheque al suelo cayó y con ambas manos la guadaña sujetó.

No Señora, por favor, eso fue lo que el anterior me dejó, créame que ya no sé qué hacer, la quincena está por terminar y la nómina ya hay que pagar, las participaciones van a llegar y de ahí se cuota tendrá.

Eso a mí me da igual, por esta vez te la voy a perdonar, el cheque ve a cambiar y unos focos ve a comprar, porque al entrar me tropecé, de mínimo unas velas has de encender, todavía me duele el pie, por el golpe que me acomodé.

El camino al más allá aquí voy a marcar, ponte a trabajar, el otro año te vendré a fiscalizar y los cambios quiero presenciar, si veo a Zaragoza igual, nadie te va a salvar.

Si Señora eso haré, un quiosco en el parque pondré, algunos baches taparé y caminos arreglaré, no la defraudaré, las motos de la policía arreglaré y las deudas que recibí pagaré.

Bueno, bueno, ya me iré, a Tlatlauqui me dirijiré, más filo a la guadaña sacaré, por si no cumples esta vez, en un año por ti vendré.