Hace unos años, lo que actualmente es la entrada a la Sierra Mágica, lucía un tanto distinta como lo es hoy, hablando de lo que realmente parecía y merecía ser llamado con tan solemne crédito, cuando los famosos “pinos” resaltaban a lo lejos, enaltecidos y tan siempre llamativos no solo por su historia, si no por el verde en el que crecieron y el olor que a todos nos llegó a enamorar, ni  qué decir de un estación del tren que al parecer, estaba mucho más cuidada y era realmente orgullo de cualquier zaragoncense saber que justo ahí y años atrás, fue el paso de miles de personas, de sueños, de trabajo, de historias, de comercio y de todo aquél que nos tomaba como referencia para cualquier destino que tuviera que cruzar por Zaragoza.

Pero, ¿qué pasa cuando esta famosa “entrada”, se queda muy corta de lo que en algún momento a un gobierno se le ocurrió nombrar? Y es que, no es el famoso reloj que nos da la bienvenida y que casi siempre está inservible, ni mucho menos, el “bonito” mercado que, si bien es cierto, es el sostén de muchas familias, pero que no deja de ser una obra pensada y ejecutada con los pies, y tampoco es la cantidad de baches que están de cualquier lado de la carretera, ni mucho menos la estatua de una figura que en lugar de honrar a su personaje, termina pareciendo un “niñito montado en un su fiel caballito”.

La realidad es que conforme el paso de los años y de los gobiernos, Zaragoza, parece que no va ni pa´tras ni pa´delante, más bien, parece ser que está en pausa, pensando qué hacer y cómo hacerlo, comandado por un gobierno que, según rumores, no ha sido el más idóneo para el crecimiento de este municipio, y vaya, ¿con qué sí estaríamos contentos? Con un gobierno de color azul, amarillo, naranja o el tricolor, que por récord no deja de ser el que más se ha beneficiado estando en gobernanza.

Las obras, remodelaciones y nuevos proyectos que han existido y que muy pocas veces notamos, han dado pie a que pensemos que seguimos en pausa, y con esto, no estamos diciendo que no existan o se hayan ejecutado nuevas y buenas obras, estamos seguros que los registros favorecen a nuestros gobernantes, y que mucho tendrán que decir sobre todo lo bueno que pasa mientras tú lees esta nota, o todo lo que han hecho y que, reitero, casi no notamos, pero que, sin lugar a dudas, ha funcionado.

Vendrán otros gobernantes que tendrán nuevos sueños, las ganas y el entusiasmo de cambiar las cosas, de dar una nueva imagen, de hacer valer el nombre que nos han dado, aunque claro está, las obras podrían ser las menos significativas en este tema, desde nuestro punto de vista, la entrada a esta famosa Sierra, la hacen los habitantes, las personas que con una sonrisa te saludan, incluso si eres un completo extraño, la calidez y la tranquilidad que te brinda estar ahí, en el famoso “Parque de las Bolas”, porque seamos honestos, nadie recuerda su verdadero nombre, que sí, sí está bonito y es pasaje de muchas familias, amigos y conocidos y que podría decirse, uno de los proyectos más ambiciosos de un gobierno que si bien no logró su cometido al 100%, por lo menos nos dejó algo que vale la pena resaltar, lo mismo que con la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, un proyecto que prometía y al final, la promesa se quedó en el hilo, dejando una infraestructura que para opinión de muchos, deja mucho que desear de las personas que en su momento, pensaron en esa remodelación.