ReyesDe repente y sin que alguien lo solicitara, nos enteramos que al día de hoy ya hay políticos, de diferentes niveles que quieren ser candidatos de sus partidos a Presidente de la República.
Ellos lo han manifestado y es su derecho. Sin embargo al día de hoy no son candidatos porque de acuerdo con la ley, los procesos electorales aún no se han abierto.
Aspiran, quieren, desean, sueñan, eso si se puede.
El problema no es ese. La bronca es que lo logren y para ello todavía faltan casi dos años.
Y en dos años todo puede suceder.
Don Mario Vargas Saldaña, gran gurú político y más por su nacencia veracruzana, decía, que esto de las candidaturas es algo que se parece a una carreta llena de sandías.
Cuando comienza a caminar, las de arriba van muy anchas y lustrosas, pero eso no significa que al término pueden, llegar o llegar hasta arriba. Es más muchas se caen y no llegan.
Debemos considerar a quienes quieren, pero no estamos obligados a seguir su juego y menos a considerarles el rango de candidateables, porque aún falta mucho.
Debemos ser cautelosos y prudentes y no olvidar que lo que tiene que ver con aspirantes a la Presidencia de la República es solo un juego de simulación. Por eso, ahora que, los medios de comunicación orientan al debate para que todos le entremos a la especulación, discutiendo, señalando o apoyando a los que dicen que quiere, cometeríamos un error básico: darle valor a lo que posiblemente no lo tenga, a la hora de la hora.
Encuestas van, encuestas vienen, declaraciones, entrevistas y de repente casi creemos que ya estamos prestos a votar por alguno de ellos

Tranquilos, o como dice el jefe Melquiades Morales: “no te calientes garnacha”.

De los que dicen que quieren, y de los que no lo dicen, pero dejan que lo digamos, se ha construido ya una realidad mediática que nos distrae y que nos puede confundir o engañar.
Primero, quienes quieren, han asumido un papel superior al que les da derecho su aspiración, se sienten Candidatos y asi se comportan.
Dicen, juzgan, analizan, amenazan, todos con una prepotencia magnificada por los medios de comunicación que les incluyan en sus contenidos, porque, sueltan dinero.
Esa prepotencia es la que nos hace daño y es la que acelera las conductas de quienes, interesados en el juego político, quisieran adivinar quienes sí llegarán a ser candidatos, para acercarse a ellos y trabajar una posible oferta, de trabajo o de negocios o de ayudas.

Prepotente es quien trata de imponer una autoridad o condición de poder sobre los demás para sacar un provecho.
Se sienten tan fuertes y seguros, que ahora se retan mutuamente a debatir y todos, rechazan las alianzas electorales. No saben que es lo primero que van a pedir, cuando, en realidad sí lleguen a ser candidatos.
Y ahí andan, ya existen grupos de apoyo, ya has discusiones formales o informales sobre quien va ganando y hasta se traban apuestas.
Pero, no, aún no es tiempo de eso.

Hace tiempo decía don Fidel Velázquez, líder obrero, que quien se movía antes de tiempo, no llegaba, luego vino FOX, que traspasó esa línea y enseñó lo contrario, el que no se mueve no sale en la foto.
Por eso tanto acelere.

El país aún no estaría para este debate, antes hay que resolver otro, que es vital para que los partidos escojan a sus candidatos.
Se refiere a su posible decisión: Dejar y apoyar las Reformas Peñistas o Quitarlas. Aquí está el verdadero debate, porque de la posición de los aspirantes sobre esta gran decisión dependerá que lleguen a ser candidatos y luego a Presidente de la República.
Y esta defición central, con encuestas o grupos o no, es la que definirá quien será el candidato, al menos de los tres partidos políticos mayores.
Y esto es lo que interesa a los socios de México, que viven en Estados Unidos y también votan en México.