El gentilicio para quienes nacemos en Tlatlauquitepec es tlatlauquense. Gentilicio es el adjetivo que denota el origen geográfico de una entidad humana, simple y llanamente es la forma en la cual se refiere a los que nacemos en un lugar, en Tlatlauquitepec tenemos al igual que en todas las sociedades del mundo nuestro propio gentilicio, pero ser tlatlauquense no es sólo una palabra derivada del nombre de nuestro pueblo.

Un Tlatlauquense se puede catalogar de diversas formas, esto depende del seno familiar en el cual fue criado el paisano, del entorno social en el que se desenvuelve y su participación escolar y/o productiva en su tierra natal. Tlatlauquitepec, al igual que los demás centros urbanos tiene sus buenos y malos ciudadanos, por fortuna los buenos se cuentan en más; nunca falta el negrito en el arroz, la oveja descarriada, el hijo pródigo, el eclipse del pueblo.

Pero, por fortuna, como ya se refirió, son más buenos que malos y eso ocurre en todas las sociedades del mundo, ¿entonces en qué nos diferenciamos de los demás?. Pues es sencillo y trataré de dar una breve reseña de lo que engloba ser un tlatlauquense.

Tlatlauquense es aquel que se siente orgulloso de serlo, aquel que disfruta dar un paseo solo, con familia o amigos en el parque, el que se toma un vinito o yolixpa y hace plática con la concurrencia, el que sabe que es mejor una taza de café de olla de barro con piloncillo y canela, tlatlauquense es el que sabe dejar de lado el glamour al comer garnachas y patitas en vinagre, sabe que para eso son los dedos y no los cubiertos.

Es el que sabe menear y soplar el vaso para entibiar el arroz con leche, el que conoce el horario en que la gaviotas regresan a las palmeras, sabe que lo mejor y más fresco se vende los jueves de plaza, el que reconoce que para barbacoas Oyameles se pinta solo, aquel que disfruta de la neblina, la lluvia y el sol, Tlatlauquense es quién conoce el significado de los toques del badajo de las torres de la Asunción, conoce su historia y sabe lo que significa ser poseedor del cerro cabezón.

Un Tlatlauquense nato come carnes ahumadas, pictes, tlayoyos, garnachas y mole por encima de otra cosa, bebe vinitos, pulque los jueves, café de su tierra, es el que aún se cura con remedios de la abuela, obedece a los mayores y respeta la autoridad del hogar como máxima ley; conoce su pueblo, culturas, tradiciones y está orgulloso de presumir los verdes bosques de su tierra, el azul de su cielo y la grandeza de su flora y fauna.

Tlatlauquense es aquel que recibe al foráneo con una sonrisa, el qué dice buenos días, tardes y noches, es quién ayuda al vecino, al amigo, al extraño, el que coopera para todo. Tlatlauquense es el empresario, el comerciante, el profesionista, el religioso, el niño, joven y adulto, tlatlauquense es el que ama a su Tlatlauquitepec, está orgulloso de su pueblo y da gracias a Dios por haberle permitido la oportunidad de nacer aquí.