De esos 52 años que ayer terminaron con su historia,  escuche la mayoría, los viví a plenitud y viera que útil fue para mi vida: me enseñó un camino, al que he dedicado parcialmente muchos años, me permitió aprender a comunicarme con mis paisanos y fomentó mis posibilidades de pensar y de escribir y  compartir mis pensamientos.

No es poca cosa, si le comento que en parte de eso he vivido. Por eso ahora, que me entero que ya no existirá,hay mucha nostalgia, por los años vividos en su cabina.

Fué Don Franco Dommarco quien me dio la oportunidad, fueron, son afortunadamente el  Profesor Bruno Pérez Vázquez, Don Raúl Villalobos Márquez y Don Roberto Romero Rivera, mis maestros. Ellos excelentes, del alumno, mejor no entro en detalles.

Fué un domingo, por ahí de las 8 de noche, con 37, no 38, bueno 20 minutos antes de las 9, por ahí de 1969, cuando el maestro Bruno me permitió por primera vez la consola, la viejísima consola de XEOL, en la cabina de los estudios por allá de la avenida Hidalgo, rumbos de la Fonda de La Tía.  Una sonora carcajada del maestro Bruno rubricó mi error al dar la hora, por cierto muy clara en ese enorme reloj redondo que presidía la cabina…Así empecé…bueno también así me quedé hace 40 años.

Durante muchos años, pudimos enlazar a las dos radiodifusoras de Teziutlán en un noticiero que se llamó UNATREINTA y en diferentes épocas y circunstancias, la entrevista, la columna de REYESCARDOSO A LAS 12, estuvieron al aire.

La historia de las familias de la región fueron construidas al amparo de la música, las radionovelas, las noticias, los programas culturales y las complacencias.

52 años de la vida de Teziutlán han trascendido a la historia con el archivo, nunca muerto, de XEOL. Quedará en la memoria de muchas generaciones, su aportación al diseño, a la ejecución de un perfil propio, al enriquecimiento de una conciencia colectiva propia a la que guío al  entendimiento y  la concordia con las cuales aprendimos a disfrutar la nobleza de nuestro espíritu serrano.

Gracias a todos los que hicieron de XEOL la casa grande de los serranos y dieron hogar a una enorme familia que por sus servicios nos identificamos, nos respetamos y nos ayudamos.

Gracias a XEOL seguiré siendo aprendiz de locutor y de periodista radiofónico, pero aunque sea así, seguiré comunicándome con mis paisanos.