Hablar de las redes sociales desde un punto de vista común o desde “afuera” no es una tarea fácil, en parte porque las tenemos de forma cotidiana y en la otra el contexto en el que fueron creadas está lejos de una explicación sencilla; y más aún… que en poco tiempo lograron permear en nuestras vidas ha permitido que en muchas áreas no concibamos la comunicación sin ellas, es más la famosa generación millenial no entendería como se lograron muchas cosas antes de las redes sociales.

Se esparcen y mueven en formas multidireccionales, llevando y trayendo información de manera horizontal, son importantes porque impactan de todas las formas posibles en casi todo; en las instituciones, en las ideologías y representan un constante desafío para los gobiernos, para los “antiguos” medios de comunicación y para las empresas tradicionales.

Hacen que a través de quien tiene acceso a internet, una cuenta en Facebook o Twitter por poner el ejemplo, vea contenidos (reportajes, videos, fotografías, etc) que comparta con otros y así ciertos grupos o círculos sociales emprendan viajes culturalmente hablando donde el punto de partida siempre será muy diferente al punto de regreso si es que existiera un regreso al saber que existen otras formas de ser como individuo o como sociedad diferentes a las nuestras, por lo que la identidad de muchas personas se torna vulnerada si es que no se tiene un respaldo cognitivo suficiente como para cuestionar o dudar al menos un poco el origen de la información que está ante sus ojos, en dado caso interpretar la intención de la misma o sencillamente entender eso solo como una oportunidad de conocer otras perspectivas de forma de ser.

Desafortunadamente la mayoría nos creemos todo lo que vemos en el internet, sin bien la redes sociales nos han llevado por la ruta de cuestionar los contenidos de programas y las noticias que nos dan los medios tradicionales como la televisión, la radio, la prensa escrita; también ha trasformado de una forma poco clara las maneras de pensar de mucha gente, pues a muchos los ha vuelto realmente conscientes de la realidad de nuestro alrededor, y a otros los ha hecho creer que razonan cuestiones importantes a base de memes o publicaciones que carecen de todo fundamento.

Para desventura de quienes consumen contenidos que carecen de bases sólidas, de principios, al menos de una bibliografía, reflejan en sus opiniones incluso hasta en sus actos formas poco coherentes que al final del día los ponen en una contrariedad a lo que pudiera ser una lógica instituida.