En la política de hoy, todo sucede diferente de la lógica tradicional… en contra de la lógica colectiva y siempre en favor de la lógica de quien manda… porque la lógica de hoy, en política, es que ya no hay lógica.

Tampoco sentido común.

Lógica y sentido común, eran antes dos requisitos para  hacer política, para practicarla sin que te sacaran de la fiesta.  Eran también dos valores que quienes construían las decisiones establecían para tener éxito al ¨bajarlos¨ como acuerdos  de la alta política, tomados en ¨unidad¨,  al pueblo en general, al ¨pueblo bueno¨, le dicen ahora.. 

Prerequisitos para que el ¨pueblo bueno¨, las aceptara y las cumpliera. y es que en su bondad infinita el pueblo bueno se comportaba según esos principios, ahora anticuados y hasta inservibles.

Todo ha cambiado diametralmente.  Lo de hoy, es acomodarse, entender y reacomodarse, porque el todo social así funciona.  Lo que es ahora en la mañana, no lo será por la tarde. Por eso los grupos también no comprometen lealtad para siempre ni constituyen estructuras duraderas en los partidos políticos.

Por eso en esta elección, ninguno hablará de militancia, porque sus antiguas militancias, ahora son de quien les hable bonito, por eso ya no militan en algún partido en especial y aprovechan las ventajas de los ¨indecisos¨, que al final salen mejor pagados que los leales y sumisos.

Tampoco habrá lealtad a una ideología que ahora ya no se usa, y que solo se escribe en un papel, porque  lo pide el instituto nacional electoral. Pero que no hay que preocuparnos, ninguno la lee, nadie lo exige, todos la ignoran.

Reglas que también son lo suficientemente elásticas para que puedan incluir todo lo que, el principio de la autoridad real y en ejercicio, mande, y todo lo que ademas, se vaya necesitando sobre la marcha…  reglas que ahora ya no necesariamente pasan por el congreso, se alojan en el cómodo complicidio de los acuerdos de quienes, con el amparo de la ley, pueden hacer de ésta, lo que se necesite, no importan contrasentidos, ni inconstitucionalidades…o inconsistencias.

La política de hoy es práctica, porque al no haber ideas que hacer realidad, nadie necesita  plazo para realizarlas, ninguno siente pertenencia firme o duradera a partido alguno, al no tener ese compromiso, ir y venir de un partido a otro, no es, ni motivo de rubor, ni de recato.

La política de hoy se caracteriza por tiempos y valores líquidos, flexibles, volubles, inestables y por lo mismo inentendibles e inexplicables.  Es lo de hoy y es el marco de referencia donde se realizará este periodo electoral que hoy comenzamos los mexicanos.  Que nadie se espante. Que ninguno se sorprenda.

Y si las acciones de los políticos son así, el ejercicio político que realizaremos también. Será una circunstancia de escándalos en los medios de comunicación, para alentar ciertas conductas electorales, ofertas electorales frívolas, que ofrecerán algo que no tiene por que ser tangible o real, cambios de actitudes de los actores políticos según el debate del día y estrategias que se modifican  diariamente, como se mueve la sociedad electoral y para donde se mueva.

La mayoría de argumentos electorales serán sentimientos, que se construyen entre la venganza y la revancha, según se ubique el actor y el elector.  Más allá de compromisos, estaremos sujetos a imágenes reconstruidas según se necesiten y por lo mismo falsas.  Estaremos viviendo en programas de marketing político, que destruyen el debate publico y suplen con anuncios publicitarios, el dialogo con los electores, 

Disfrutaremos distractores que nos alejarán de las realidades, porque a ningún actor político les conviene que discutamos la realidad real. Unos porque su actuación ha sido dudosa o de incumplimiento, otros porque se han movido en el silencioso complicidio para ver que les toca.

En síntesis, el periodo electoral mexicano que hoy comienza, solo comprobará lo que todos los días hemos visto:  Un debate político con una voz dominante, que siembra los temas del día, la semana y el mes, y un coro de replicadores que, en sus dudas o criticas se convierten en las razones que legitiman el discurso gubernamental.  Las elecciones de ahora, serán iguales, seguirán el contenido de esa voz gubernamental, que distraerá de los temas realmente políticos para llevar a los electores a un solo juicio, estas conmigo o contra mí.

Ese es el centro del debate electoral. Apoyar la consolidación de la transformación o impedirla.