Nunca fueron pensados como verdadera competencia.

Nunca fueron aceptados como socios eficientes.

Les asignaron el ingrato deber de juntar las porciones inútiles, las pasivas y observadoras, las que estorbaban, pero que, si se sabían utilizar, ayudarían a lograr lo que, los grandes por si solos, no podían ya juntar.

Cada uno de ellos fue una creación circunstancialmente desesperada para asegurar sobreviviera el todopoderoso partido aplanadora. Esa fue la idea inicial de Don Jesús Reyes Heroles, gestada en hacer de la pluralidad social, alternativa política útil y operada en el valor de la inclusión de las minorías, que, fueron creciendo gracias a esas reformas electorales hasta que, un día, realmente fueron alternativas regionales.

Así México inició un proceso irreversible a partir de la convivencia parlamentaria entre mayorías y nuevas minorías, desde la representación proporcional hasta la plurinominalidad.

Su origen y autorización común proveniente de la misma Presidencia de la República en turno, los hizo aparecer, para cumplir una función específica, controlados para no tensar o hacer sufrir el esquema gubernamental aún al costo de incluirlos en la misma nómina de pagos.

La derecha con el emblema del gallito le entró, pero no la verdadera derecha panista. Las izquierdas románticas también. El PPS, atacaría al imperialismo yanqui, pero no al imperialismo nacional. Las izquierdas reales, se fueron, los izquierdistas inteligentes se quedaron y aprendieron a disfrutar las mieles de la sociedad con los grandes que solo traen beneficios grandes. Los intransigentes líderes del 2 de octubre, desalojaron al Partido Comunista y con diferentes nombres, lentos pero seguros, le entraron a esa sociedad política ahora bautizada por el nuevo Presidente como la “mafia del poder”.

El mismo nuevo Presidente vino de ese tejido que ahora desaparece, más que por corrupto, por ineficiente, o como se dice ahora, por no autosustentable.. incapaz, para que se entienda.

La “mafia del poder” desaparecerá paulatinamente, de eso ya no cabe duda. El primer golpe, no dado por el nuevo Presidente, pero sí incitado, le costará perder a todos sus “hermanos menores”.

PARTIDO DE LA REVOLUCION DEMOCRATICA
PARTIDO MOVIMIENTO CIUDADANO
PARTIDO VERDE ECOLOGISTA MEXICANO
PARTIDO NUEVA ALIANZA
Y EL RECIENTE PARTIDO ENCUENTRO SOCIAL…. Se van.. no sirven, ahora, a ninguno de los grandes, no sirven ni a ellos mismos.

Una transformación real está en marcha, así lo ordeno los mexicanos en las urnas el domingo pasado.

Se quedan los grandes, muy disminuidos los dos: PAN y PRI, en éste nuevo orden de importancia, aprenderán a coexistir con MORENA, la nueva aplanadora, por el momento real y bien cimentada.

El éxito electoral de MORENA, comenzó cuando se generó sin autodenominarse “partido”, a tiempo entendieron lo que ese sustantivo significaba y representaba en este país.

El éxito electoral de MORENA, continuó cuando se identificó con el sentido común, lo entendió y decidió hacerlo gobierno.

Comienza ahora la construcción del éxito político.

En este ejercicio y en esta circunstancia, el cálculo es como aprovechar lo que PAN y PRI, las nuevas minorías, pudieran aportar para construir el nuevo gobierno y cumplir con las seductoras transformaciones que empeñó para ganar el voto.

El reto es gestar nuevas opciones para organizar el nuevo sistema de competencia política, en la cual, quedarse tres, pudiera ser pernicioso para la cuarta etapa de la democracia nacional.

Los sobrevivientes de la debacle electoral están llamados a repensarse a sí mismos. El PAN está como estuvo el PRI en el año 2000 cuando no supo aprovechar la alternancia. El PRI, en verdad ya no existe. MORENA enfrenta ya, el desafío de su honestidad para cumplir lo que ahora, debe a todos los mexicanos, no solo a los que votaron por ellos.

Y en una sociedad nacional, tan plural como lo es, “cada cabeza es un mundo”, urgirán nuevos intermediarios políticos que, por supuesto, ya no se automatizarán como “partidos políticos”.